De vez
en cuando me traslado a otras latitudes donde nunca he estado gracias a la música.
En las tiendas de cada sitio que visito exploro en las estanterías de funk,
soul y R&B en busca de colecciones curiosas y peculiares de canciones
fechadas a finales de los 60 y principios de los 70 por grupos muy poco
conocidos, artistas que se esfumaron sin apenas aparecer, poseedores de uno o
ningún éxito pero bendecidos con un talento especial para componer música
contagiosa. Hay muchas recopilaciones y me suele costar elegir una. Al final me
decido por una que me lleve a un punto de los Estados Unidos, a Miami, New
Orleans, San Francisco, New York, Carolina, Texas…, terrenos donde además de otras
tradiciones musicales variadas se cultivó funk y soul contagiosos, joyas por
descubrir de artistas por conocer. Es el sonido de una América lejana que nadie
o casi nadie ahora es capaz de repetir (Lee Fields o Sharon Jones, por poner
dos ejemplos actuales, se prestan a ello). Y esa música, todos aquellos temas
que un día se bailaron hasta bañarse en sudor en un sucio garito lleno de gatas
y macarras, es una música que hoy en día aún sigue sonando sencillamente
cojonuda.
viernes, abril 27, 2012
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