Volvamos al pasado por un momento, cuatro capítulos nada más, poco más de tres horas en total. Yo estaba en casa, en España, coleccionando los cromos del Mundial de México 86, libre de las preocupaciones que más tarde trae la madurez. Inglaterra iba a enfrentarse a Argentina en un partido histórico y legendario, el de la mano de Dios, el Pelusa como rey del engaño y su remate travieso burlando al portero Peter Shilton, al árbitro y a todo dios, de paso. Toda Inglaterra bramó de furia contra la trampa, contra Diego, desde entonces enemigo de la patria. Con aquella jugada vista a través de la televisión termina esta magnífica miniserie inglesa creada por el director Shane Meadows, autor de unas cuantas destacables películas: Dead man’s shoes, Somers Town y This is England, la pre-historia que la serie This is England ’86 continúa tres años después.
Son los mismos personajes, más crecidos claro, aunque igualmente estancados en una gris ciudad de las Midlands y en un futuro sin esperanza. Presos de su triste entorno, de la mediocridad, el desánimo y el conformismo o la falta de perspectivas que les transmiten sus familias y amigos, estos adolescentes y jóvenes continúan indecisos, perdidos, se refugian en los excesos etílicos, el desmadre de las fiestas o las peleas callejeras, pero son víctimas de una incurable inmadurez y de los vicios más ancestrales. Meadows dirige dos capítulos, los dos últimos, cada uno con un par de escenas terriblemente crudas, dolorosas, tan repugnante una como catárquica otra. El cuerpo te queda mal. La vida es dura. En el 86 o ahora. In England or everywhere.
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