Es su obra maestra. Han pasado unos cuantos años desde la última vez que me dejé encantar por sus limpios sonidos de principio a fin, y ahora he podido comprobar cómo la magia y las relajantes sensaciones que este fantástico disco desprenden no se han perdido. No hay señales de desgaste, cuánto me alegro. Yo me alío con los que prefieren Essence a Car wheels on a gravel road (cuya escucha también muy reciente me produjo menos euforia, qué le vamos a hacer). Essence es un diamante en bruto para lucir en noches tranquillas y estrelladas, con la capota del coche descubierta y la brisa del verano agitando el cabello. En silencio mejor. La sesión de besos y todo tipo de cariños que llegue luego.
Ahí están Charlie Sexton, Tony Garnier, Bo Ramsey o Jim Keltner; y Gary Louris, Jim Lauderdale y Ryan Adams como invitados; y una Lucinda Williams más inmensa que nunca, cronista musical del desencanto, firmante de la banda sonora de la desesperanza, la soledad y el abandono, la rutina. Lo transmite su voz arrastrada y melancólica y la música afligida pero hermosa que la cubre. Esta obra es una maravilla, con sus paisajes reposados y los infinitos matices de sus guitarras, que se entrecruzan en esa parte central que componen los temas Out of touch, Are you down y Essence y que se expande contagiosamente por todo el robusto y a la vez delicado cuerpo del disco. Esperamos Blessed, mientras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario