Me tropecé con él el año pasado, con este joven apuesto de raíces cinematográficas que encendió en mí la siempre grata llama de querer tener a alguien controlado a distancia. Esperé a que volviese a la escena y no ha tardado. Elvis Perkins ha dado el salto hacia su segundo álbum, un salto también a un tono más desenfadado que el que cubría las suaves canciones de su obra anterior, Ash Wednesday. Entonces intuí a un autor con algo más que decir entre el grupo cada vez más inabarcable de compositores americanos abrazados a un guitarra y a tristes recuerdos que compartir en forma de versos y estribillos. Ash... estaba muy bien, pero Elvis Perkins in Dearland (XL, 2009) está mejor.
El hijo de Anthony Perkins me recuerda ahora a uno de esos colegas de Peter Fonda en Easy rider, con el pelo más suelto y los paisajes nevados como vistas desde el refugio de inspiración creativa. La música que contiene este segundo disco gana en variedad instrumental y grosor vocal y se contagia de ese espíritu de reclusión entre amigos, de una atmósfera invernal que combate con calor el frío exterior. Y se siente como si se palpase en temas como Hey, I’ll be arriving, 123 goodbye o este maravilloso Shampoo con el que se abre el magnífico trabajo.
Nota: 8/10
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4 comentarios:
Por Dios, cámbiale las medidas al vídeo de Youtube, que así queda fatal.
Ya está!!!
Yo creía que su primer disco era imposible de mejorar, pero desde hace unos días mi opinión va cambiando...
Saludos!
Coincido con Mikel: este tio va mejorando que es una maravilla... De los pocos discos que escucho sin parar.
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