Todavía me cuesta creer que nunca más volveremos a oírle una canción nueva. En la tristeza de su mirada se oculta la obra nunca enseñada de un autor perseguido por la maldición. En su caso no me parece un consuelo volver a escucharlo cada vez que tengo ganas si sé que no volverá a regalarnos su música y su voz. Sobre la alfombra de los mitos camina Jeff Buckley, el mejor de los músicos que pudieron haber sido muy grandes.
Para los últimos adioses o las primeras bienvenidas esta canción está muy bien.
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