sábado, noviembre 22, 2008

VOLUME ONE 164: FLEET FOXES (FLEET FOXES)

Todos los años aparece un disco que concilia a la crítica y encandila a mucho público pero que a mí, vaya, no me gusta o me defrauda. Los expertos se relamen de placer con los méritos y virtudes del responsable y yo, pese a darle más de una oportunidad al músico o al grupo, no consigo encontrar tales cualidades. El ejemplo del año pasado es Back to Black, de Amy Winehouse; el de este es Fleet Foxes, el disco de la banda de Seattle con el mismo nombre.


En varias publicaciones, webs y blogs he leído elogios a este disco espiritual y atemporal, a las armonías delicadas que remiten a unos Beach Boys campestres y a la construcción lujosa de sus melodías. Fleet Foxes respira cierta psicodelia bucólica que nace de la voz difusa de su cantante (componente que acerca al grupo a Band of horses o a My Morning Jacket) y fluye por los diversos canales de su música serena, una especie de folk pastoral que invita al descanso sobre la hierba. Es un trabajo sorprendentemente maduro para un grupo tan nuevo y arriesgadamente diferente, un rara avis sin fecha ni referencia que choca contra cualquier tendencia musical del momento. Pero no, no me convence, no me entra después de más de un par de escuchas. Y me llego a preguntar si en realidad me ocurre algo extraño que me convierte a mí, en este caso, también en un rara avis.

Lo mejor de este disco es, sin duda, su portada, una pintura del autor flamenco Pieter Bruegel titulada Proverbios Neerlandeses inspirada en la obra magistral de El Bosco, una imagen donde entretenerse buscando detalles e imaginando historias.

Nota: 4/10

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