lunes, diciembre 04, 2006

VOLUME ONE 44: POR LA BOCA VIVE EL PEZ (FITO & FITIPALDIS)

Los orígenes de Fito & Fitipaldis me desanimaron ciegamente a conocer su trabajo. Poco me importó en principio el nuevo rumbo de un ex integrante de Platero y Tú que intentaba desmarcarse de su rock de barriada y, aunque él ya no fuera el mismo autor de sus comienzos, me resultaba imposible desligar su imagen y trabajo del de su colega Roberto Iniesta (Extremoduro). Distinguía su voz y se me hacía reconocible el ritmo de compadreo de sus canciones rockeras de orientación blues o swing, esas de las que nunca me preocupé por saber el título. Y quizá porque triunfaba tanto y colocaba todos sus discos de estudio siempre entre los más vendidos de España, deducía que su calidad era más que cuestionable (impresiones a veces deformadas cuando se repasa la música pop de este país…). Un poco tarde, después de su paso por mi ciudad para llenar un coliseo y convencer y contagiar a una joven y verbenera audiencia, accedo por primera vez a la música de Fito Cabrales y su banda a través de su quinto y último disco, Por la boca vive el pez (Dro Atlantic-Warner Music, 2006).

Me temía encontrar una estructuración parecida en las canciones, un festivo maquillaje repetido que las hace siempre reconocibles y una tonalidad y acento similar en la voz que las viste. Cierto, lo hay y se aprecia desde el single con el título del álbum hasta un par de temas que le suceden. Una piensa entonces que los Fitipaldis son una de esas bandas ajustadas a una fórmula resultona y fácilmente exitosa y apenas se desvían de sus márgenes. Pero esta reiteración en la fachada no estropea la carne sabrosa que se cuece en las entrañas del edificio.

Esas tripas se alimentan de una magnífica decoración instrumental. En la producción mandan Joe Blaney (Calamaro, Ramones, The Clash) y el cada vez más ubicuo Carlos Raya (M Clan, Antonio Vega, Quique González), quien vuelve a enriquecer la faceta guitarrística de cualquier proyecto por donde cae acompañando esta vez a Fito. El jefe ha tenido que recambiar un par de miembros de su grupo y con el fichaje de Raya (que al parecer no se limita a sentarse y tocar magistralmente sino también a negociar giras y actuaciones) su nuevo disco guarda excelentes melodías (Acabo de llegar, Medalla de cartón y el lamento final, Abrazado a la tristeza) y suaves explosiones de empuje como la stoniana Viene y va y el rockablly No soy Bo Diddley. Lo demás, lo que manda en la radio y lo que se corea en los pabellones, es secundario. Nunca es tarde para conocer algo bueno.
Nota: 7/10

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