Young americans encabeza un álbum justamente radiante, del que brota el resplandor de clubes luminosos, mujeres exuberantes y agitación nocturna hasta la claridad del amanecer. Las chicas que prestan voces de coro al autor en varios temas otorgan una alegría natural al disco no carente de nostalgia, mejor intuida años después, por unos festivos tiempos mejores. Pero no eran aquellos felices días para Bowie, fueron incluso la antesala de horas todavía más próximas a un preocupante paréntesis de autodestrucción que llevó al cantante a perder muchos kilos, presentar un aspecto cadavérico y lindar con la muerte. Esa crisis vital quedaría mejor reflejada en la serie de discos siguientes, los sombríos y complejos Station to station, Low y Heroes, favorecidos entonces y con el tiempo por la crítica.Young americans, bañado de soul húmedo expuesto al sol para secarse, no sólo se beneficia del mejor tema, sino también de sufridores testamentos como los de Win y Somebody up there likes me, la creatividad suprema de Fascination y Right y dos romances ‘beatleianos’, una bonita versión de la canción Across de universe y el electrificado tema Fame, cantado a dúo con John Lennon. Un joya joven hoy en día.
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