Pese a sus subidas y bajadas, me gusta Ani Difranco, la aprecio por su libertad creativa y todavía mantengo agradable el recuerdo de cuando entré en su música con los espléndidos discos Dilate (1996) y Little Plastic Castle (1998). Con pasos cortos se ha convertido en el paradigma de la artista musical independiente plena a través de su propio sello y sin ningún tipo de exigencia comercial (ahora surgen cada vez más nuevas herederas). Eso le ha permitido amoldar su música al estado de sus emociones (y mucho se nota) y con ello ha encadenado una serie de trabajos mediocres en los últimos años. Así, con Ani y sus discos es válido utilizar etiquetas y derivados diversos que añadir a su folk contemporáneo: punk folk, jazz folk, neo folk, noise folk, artie folk. Esta última serviría para catalogar el contenido de Reprieve (Righteous Babe, 2006), el disco con material novedoso que más tiempo ha tardado en terminar la artista de Buffalo desde su álbum anterior, dos años.
El resultado es tan coherente como imprevisible, tan inquietante como gratificante. Valen las paradojas si se tiene paciencia y se presta reposada atención. Ya digo, tiene Ani Difranco una veintena de discos pero Reprieve no se parece a ninguno de los anteriores, a lo sumo puede recordar a Up up up up up up (1999) o a sus colaboraciones con el trovador country Utah Phillips por su extravagente mixtura de efectos sonoros y ruidos como apoyo a la guitarra acústica limpia de la autora. Hay tráfico, trenes, pájaros, lluvia, campanillas y sonido de otros animales en los 46 minutos del disco; escasea la percusión y el bajo; es el score de una película americana independiente, la música para un film de Steven Soderbergh. Un par de temas son grandes, Millenium Theater y Half-assed, los demás se quedan cortos. Más que nunca Ani puede compararse a un Tom Waits salido de la ducha. Difícil de escuchar. Mejor en momentos bajos.
Nota: 6/10
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