Puede que Woody Guthrie frunciese el ceño desde su cama de haber escuchado antes de que el mal de Huntington le llevase a la tumba los dos volúmenes de música americana que el británico Billy Bragg y los estadounidenses Wilco llenaron con canciones de su puño y letra que durante décadas reposaron guardadas sin melodía. El laconismo desnudo pero desgarrador de Guthrie desaparece en la creación medio-original de Bragg y los Wilco en Mermaid Avenue Vol.1 y Vol.2, compactos que actualizan los paisajes desarrapados e indefensos del legendario trovador de la Depresión con mayor (y para eso la justa) instrumentación. Es un leve exceso de equipaje de cuerdas y ligeros teclados, aunque pesado quizá para un Guthrie más conciso.
Finales de los noventa. Los herederos familiares de Woody Guthrie permitieron al cantautor Billy Bragg dotar de música a parte del más de centenar de canciones que el célebre autor de los desamparados norteamericanos había escrito desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte a mediados de los años sesenta. Bragg propuso a Jeff Tweedy, solista y guitarrista de Wilco, acompañarle con su banda en el homenaje de estudio que le iba a brindar a Guthrie. La primera entrega se publicó en 1998, con la foto de la vivienda del propio Guthrie en la Mermaid Avenue de Brooklyn en la portada. Dos años más tarde ampliaron el tributo con un segundo volumen ilustrado con una foto tomada por el propio Guthrie desde su hogar con su gato en primer plano.
La asociación no pudo ser más acertada. La música de Bragg y de Wilco se alimenta del aire y el clima con que las viejas canciones de Guthrie sonaban en los caminos polvorientos y en los sucios vagones de los trenes a lo largo de la árida geografía americana. El británico y Tweedy alternan voces, a veces dan paso a invitados como Natalie Merchant (10.000 Maniacs) o el bluesman Corey Harris y su espontáneo entendimiento da lugar a temas que saltan del blues al country o del folk protesta al rock, todo enlazado en coherente transición. Las magníficas Mermaid Avenues podrían haber estado firmadas por santísimas trinidades (Springsteen, Young, Dylan) u otros artesanos y creadores de altura (Petty, Mellencamp, Morrison, Ryan Adams, Harper, Casal...) Las piezas nacidas de la pluma de Guthrie y de la música de Bragg y Wilco confirman que la tradición musical americana crece y se transforma cambiando de uniforme pero sin perder su latido.
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