miércoles, febrero 22, 2006

SOUNDTRACK 11: MOVIE SCORES

El regreso esperado de Yojimbo después de un par de meses de trabajo en el entorno audiovisual en Madrid ha devuelto a nuestras conversaciones a ese grupo de admirables profesionales del cine que tan buenos momentos nos hacen pasar mientras vemos una película o cuando pensamos en ella: los compositores de bandas sonoras. Se acercan los Oscars además, y ello nos ha servido para prestar atención a los scores nominados y a aquellos que también merecían estar en la lista de finalistas. Y unas cuantas cosas más.

En esencia, hay dos formas de escuchar un score y a la postre valorarlo. Primero, el inmediato, en cuanto te entra en la cabeza unido a las imágenes que ilustra, viste o impregna; segundo, cuando lo escuchas en casa o en el coche aislado de la película. Es entonces cuando te planteas si por sí solo, sin el celuloide como segundo soporte, el trabajo es igualmente admirable o se resiente de ese complemento necesario para el que fue creado, la película. Recuerdo memorables scores asociados a un film, como el que compuso Neil Young, por ejemplo, para Dead Man, singular película de Jim Jarmusch. Por el contrario, maravillosas músicas como la creada por Yann Tiersen para Amelie conserva su condiciones emotivas dentro y fuera de la películas.

Yojimbo suele devorar scores y su opinión al respecto me parece más que fiable. Así, hemos coincidido, junto a otros conocidos y bloggeros en que James Horner, grande en su tiempo (Braveheart), ha perdido la inspiración casi por completo y en sus últimos trabajos se limita a plagiarse a sí mismo (El nuevo mundo) o a ser terriblemente aburrido (Flightplan). Que John Williams, uno de los más grandes, demuestra que lo sigue siendo; su sello tan íntimo como grandilocuente está presente en cualquier trabajo que haga, pero aún conserva la habilidad para adaptarse con frescura e inventiva a cualquier terreno (Memorias de una geisha) y extraer pasajes arrebatadores de cualquier áspero y difícil paisaje (Munich). Por cierto, ambas bandas sonoras son candidatas al Oscar, merecidas desde luego, aunque no compartimos la tendencia de la Academia a nominar a John Williams un año sí y otro también haga lo que haga y dejar así fuera de la disputa final a otros estupendos trabajos.

Solemos coincidir también Yojimbo y yo en admirar la versatilidad prodigiosa de un siempre inspirado Hans Zimmer, capaz de combinar estilos y aromas sin resultar empalagoso en scores como los de El hombre del tiempo o Los impostores. En elogiar los arrebatos electrónicos a veces y melódicos otras de Harry Gregson-Williams (aunque para mí sus trabajos resisten peor su audición en disco). En aplaudir el estilo directo y elegante de Thomas Newman (Cinderella Man) o el casi siempre alegre universo de Danny Elfman (Charlie y la fábrica de chocolate).

Son estos algunos de los compositores de cine actuales de referencia. En los últimos días hemos prestado atención además a otros tres músicos que competirán merecidamente por el Oscar. Gustavo Santaolalla dibuja muy bien con sus notas el mundo campestre y vaquero que describe Brokeback Mountain; Dario Marianelli acaba de entrar con fuerza en el cine norteamericano y sus melodías para Orgullo y prejuicio contienen delicados y elocuentes pianos y una hermosa festividad contenida; y el español Alberto Iglesias aporta inquietud, sobresalto y emoción al mestizaje musical que presenta El jardinero fiel.

Por mi parte, añado otros creadores actuales que me vienen gustando desde hace tiempo, así como sus trabajos más recientes: el joven pero ya veterano James Newton Howard (El bosque, King Kong), el también brillante polifacético Mark Isham (The Cooler, Crash), el aventajado alumno de Zimmer, John Powell (Yo soy Sam, The Bourne Supremacy), el apasionado Patrick Doyle (Gosford Park, Las chicas del calendario), otro músico versátil, Edward Shearmur (K-Pax, Cosas que diría con sólo mirarla), Carter Burwell, Rolfe Kent o Terrence Blanchard.

Si queréis conocer más sobre el mundo de las bandas sonoras, consultar www.mundobso.com (en castellano) y www.soundtrack.net (en inglés).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Muchisimas gracias por tus menciones en el post!

Has cubierto mi cupo de autocomplacencia que suelo darme cada mes ;)

Pensaba que podría hacer algún comentario matizando algo o aportando otro punto de vista, pero ya sabes que coincidimos prácticamente en todo.
Tal vez tenga más deudas con Shearmur, Gregson Williams me encanta e Iglesias ha hecho una buena banda sonora muy étnica, tal vez de más para mi gusto.

Abrazos.

rubén darío dijo...

Gracias a ti por tu comentario.

Volviendo a leer el post me he acordado de otros autores peculiares cuya música me gusta mucho en las películas, aunque es compleja de escuchar en disco. Le ocurre a Mychael Danna y a Cliff Martínez, quien ayuda éste a dar color y estilo al cine de Steven Soderbergh. También me gusta mucho David Holmes, su funky soul es perfecto también para ciertas pelis de Soderbergh.

En fin, sigamos descubriendo buenos músicos gracias al cine.