El amor por la música y los discos provoca en algunos una serie de ritos rutinarios seguidos con fidelidad, pequeñas manías que estrechan nuestros lazos de unión con los discos, como si fueran personas o mascotas por las que estar preocupados y a las que mantener bien cuidadas. Ahí van unas cuantas:
- Acudir a primera hora del día a la tienda de confianza cuando un disco muy muy esperado va a salir al mercado. A menudo, la mercancía tarda en llegar y el colega que allí trabaja te dice que lo hará a última hora de la mañana o por la tarde. Te preguntas varias veces si vas a otra tienda o a un centro comercial a ver si allí sí ha salido el disco; pero claro, si así es, no lo comprarás en la tienda de siempre y entonces piensas que a tus colegas les parecerá mal porque llevas mucho tiempo insistiendo y ya te han dicho varias veces que te lo van a guardar. Te vence la paciencia porque has leído y oído maravillas de ese super disco que... ¡más le vale salir hoy a la venta en esta ciudad a la que las mercancías llegan tarde o quemo la tienda!
- Cuando al fin el disco está ya en el comercio favorito, miras detenidamente el cd que vas a comprar al quitarlo de la estantería y examinas bien que no tenga ninguna rayadura en el cristal de la caja o arrugas en el cartón del DG pack. Encuentras un pequeño estallido en una esquina que te impide ver unas letras junto al copyright aunque no puedas leerlas ni con lupa, así que le preguntas al dueño si te lo puede cambiar por otro que tenga debajo del mostrador.
- Ya en el coche (porque aunque tienes ya el tesoro en las manos no has perdido la impaciencia) o en casa, desprecintas el cd con cuidado por la fina tira de plástico que bordea la caja para que se abra fácilmente y retiras el resto del plástico procurando arrugarlo poco aunque después no sirva para nada. Ni que fuera el envoltorio de una figurita de cristal que vas a regalar a tu madre.
- Sacas el libreto procurando no arrugar el borde que roza los pivotes alargados o redondos de la caja, y que obstaculizan que se deslice con facilidad hacia afuera. Cuando cuesta sacar el papel tienes que meter las uñas más adentro para empujarlo fuera, pero claro, como te comes las uñas, aún te lleva varios segundos. Eso sí, lo haces muy cuidadosamente porque no quieres que por la presión de tus dedos se vaya a doblar parte del papel y ya te chafe el disco impecable.
- Abres el libreto cuidadosamente, dejando que las páginas se deslicen con el suave roce de la yema de los dedos y hundes dentro las narices para empapártelas del olor a papel nuevo; pero que no se te ocurra pegar la tocha, que deja huellas fácilmente, sobre todo si el color del cuadernillo es negro.
- Vuelves a meter el libreto en la caja evitando que los pivotes gruesos estropeen sus bordes, pero antes te fijas elevando el cristal hacia la luz en que no tenga ninguna huella o marca, o que el DG pack no presente alguna hendidura mínima producto de un leve golpe que haya sufrido durante el traslado.
- Escuchas el disco con atención y con el libreto abierto, incluso sigues alguna canción leyendo la letra. Recorres con la vista todos los detalles del diseño, estudias la tipografía de la letra, los agradecimientos desde el principio hasta el final, incluidos los que se acuerdan de los padres, los hermanos y el gato.
- Llamas a tu amigo íntimo de correrías musicales y le anuncias en tono solemne e intrigante: "Ya he escuchado el disco". "¿Crítica corta o larga?", le preguntas a continuación.
- Colocas el disco en la estantería en el lugar que le corresponde por orden alfabético. Una vez situado entre otros dos discos examinas el impacto visual que produce, si el color de su canto desentona o no entre el color de los demás en esa hilera de cds.
Después hay otras manías y costumbres maravillosas, o ridículas, según se mire:
-Compras una entrada para un concierto y no la doblas en absoluto porque más tarde, tras la actuación, la enmarcas en un álbum exclusivo; por supuesto, le pides al de la puerta de la sala o el pabellón que no te la rompa la esquina de la entrada y te la guardas luego en un plástico que llevas contigo para que siga sin doblarse.
-Durante la primera semana no le dejas un disco recién comprado ni a tu novia porque no quieres que el Dg pack corra el peligro de arrugarse o de que le caiga una gota de agua encima, así que si alguien te pide el disco le haces una copia.
-Actualizas cada día en el ordenador la lista de discos que tienes o tachas de la discografía de un artista o grupo el último disco suyo que has adquirido.
-Te esfuerzas por escribir con buena letra y sin errores el nombre del grupo y el álbum en la superficie del cd virgen en el que te has copiado un disco.
¿Tenéis más?...
domingo, enero 29, 2006
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1 comentario:
Con esto del Internet, lo que hago cuando me compro un Disco de Classic Rock, es echar un buen vistazo a fondo, a las paginas webs que hagan referencia a ello tanto en ingles como en español...via google
A veces hay mucho y a veces hay poco, me documento bien, ya que hay muchas lagunas, que ni el Ruta 66 ni Manrique nos han podido contar...
Me bajo imagenes y letras, ya que los CD todavia son solo musica y hay muy muy pocos interactivos...
Soy un rara avis en esto del coleccionismo y la compra de discos...vamos que no soy tan "tikis mikis"... pero cuando veo alguna joya o discos de esos que son dificiles de ver o pillar, no me lo pienso dos veces y me lo agencio, ya que si no es en ese momento muy posible que no lo vuelva a ver...aqui te pillo aqui te mato...
Y tener la suerte de llevar los euros suficientes claro...
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