El club de amigos queridos de este blog, de esos que siempre te dejan una reconfortante sensación musical, incluye desde hace mucho tiempo a Josh Rouse. Aunque cuando ha estado geográficamente más cerca (en Valencia, donde reside) yo me he ido apartando de él, nunca lo he perdido de vista y le he dedicado tiempo a sus breves y refrescantes discos. Ninguno defrauda del norteamericano, sutil artesano de delicias pop bañadas de aires folk con una brisa frágil de soul. En Going places (Yep Roc, 2022), grabado con su banda de amigos españoles, la nueva media hora de música de Josh Rouse ofrece ese elegante buen espíritu que emanada de trabajos más lejanos como Subtitulo (2006) y Nashville (2005). Aunque no llega a la finura magistral del insuperable 1972 (2003), este nuevo álbum constata la envidiable facilidad de Rouse para abrazar el encanto fraternal de la música.
Nota: 7,5/10