martes, julio 14, 2020

TWEEDY, ETC

Es de agradecer que se esquiven los lugares comunes a la hora de exhibirse y desnudarse en una autobiografía. O que se pase por ellos con la memoria afinada para extraer lo verdaderamente relevante, sin la gravedad viciosa de agrandar la trascendencia de los momentos decisivos de una existencia. El tono es clave para triunfar, bajo mi punto de vista; conviene ser selectivo, no querer abarcarlo todo y dar cuenta de cualquier lejano recuerdo que no haya dejado una huella vital; y es bueno tener a mano dosis de buen humor para ser y parecer cercano al lector, para conseguir que si te gusta un músico, por ejemplo, te guste todavía más después de que te haya contado unas cuantas partes de su vida. Creo que eso ha hecho Jeff Tweedy en Vámonos (para poder volver), libro editado por Sexto Piso. Puede ocurrir, como a mí me ha pasado, que después de su lectura, Jeff te caiga mucho mejor, y que Wilco, a quienes volverás a repasar en algunas de sus entregas, te parezca una banda todavía superior a lo que crees.

Lo que a mí me transmite Tweedy es la indisimulada autenticidad de un hombre común, un tipo más bien débil al que no le cuesta reconocerlo. Están muy bien explicadas sus relaciones musicales más significativas y a la vez traumáticas: con el gélido y difícil Jay Farrar mientras compartió el liderazgo de Uncle Tupelo y con Jay Bennett, malabarista malogrado de la primera etapa de Wilco. Gusta acercarse al músico, a Tweedy, para tratar de entender cómo y por qué la música le pone en marcha para disfrutar y componer, para jugar y experimentar. En su faceta de autobiógrafo, el líder de Wilco huye de las truculencias y se arrima a la familia bajo una fina capa de melancolía. Lo dicho, la lectura te envía de golpe a los discos de Wilco y de regreso a Impossible Germany, A shot in the arm, Art of almost, One wing, Should’ve been in love, How to fight loneliness, Shake it off, At least is what you’d said… Crees que son la mejor banda del planeta. O casi.

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