“Lo
que hemos ganado con dramas de cincuenta horas en canales por cable
de prestigio, lo hemos perdido en noventa minutos de puro placer en
cines locales.”
En
los años 80 aprendimos a amar el cine, los niños que éramos camino
de la adolescencia. Con películas como Regreso al futuro, Tras el
corazón verde, Golpe en la pequeña China, Granujas a todo ritmo,
Gremlins, E.T., Indiana Jones, Poltergeist…
en mi caso. Tres décadas después se mira a aquellos 80
cinematográficos con una nostalgia recelosa
que
no encuentra obra maestras en los filmes que nos entusiasmaban pero
que son
hoy el recuerdo de un tiempo de aprendizaje y descubrimiento ingenuo.
Los avances técnicos del cine, los cambios de gustos y costumbres
del público y no pocas circunstancias y corrientes culturales,
sociales, económicas y políticas han transformado en
grande medida al
séptimo arte y a su audiencia, cuya perspectiva varía conforme
cambian
nuestras prioridades.
Hadley
Freeman, periodista norteamericana asentada en Londres, es la autora
de The time of my life, de la siempre estimulante editorial Blackie
Books, un lucido ensayo, tan agudo como divertido, que extrae
visiones y lecciones (cabría
decir) ejemplares
de aquellas películas de los 80 que hoy nunca se rodarían y con las
que (sí, es cierto) en la segunda década de nuestra vida aprendimos
a amar el cine y a dar forma a nuestra personalidad. A Freeman le
encantaban, y le siguen encantando, algunas películas dirigidas o
producidas por John Hughes como La chica de rosa, Todo en un día o
El club de los cinco. Y La princesa prometida. Y Cuando Harry
encontró a Sally. Y Magnolias de acero. Y Cazafantasmas. Y las
comedias de Eddie Murphy en aquellos diez años. Y Regreso al futuro.
A
casi todas estas películas la autora las disecciona iluminando
mensajes
y
valores que subyacen a las capas superficiales de sus argumentos
aparentemente
simples.
Freeman reflexiona (siempre aguda,
nunca grave)
sobre
cómo aquellas películas nos hablan del
crecimiento,
la relación de padres e hijos, de la independencia y el valor de la
mujer, de la amistad entre hombres, del rango de clase social o de
los
ojos con los que el cine americano a enfocado a las razas.
Con gracia y con cariño. Con amor por el cine. Con el recuerdo de
quienes fuimos y la mirada de quienes hoy somos.
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