Lo
que da de sí una recomendación hecha a
toda prisa, sin tiempo siquiera para compartir el asombro y esa
emoción oxidada
que la música guarda aún para la intimidad…
Kevin Morby. De algo me suena. Vale, he
pasado la vista por un par de portadas pero no me había decidido a
más. ¿Te gusta? Bien, escuchemos, informémonos. Nada
extraordinario en su historial. Desde
su Kansas City natal, pasó por dos
bandas de Brooklyn tocando el bajo antes
de cambiar de residencia y grabar en
Los Angeles sus propias canciones. Desde 2013 ya suma cuatro álbumes.
Ojo al primero, Harlem River, de aquel año. Ojo al tercero, Singing
saw, de 2016 (y el resto se escuchan por lo buenos que son los otros
dos). Quizá lo que más celebro es que no sepa, y tampoco quiera,
buscarle espejos ni acercarlo a referencias. Más allá de que en el
fondo palpiten en modelos obvios, conviene tener presente otros
ejemplos recientes (voy a atreverme con uno), Ryley Walker, por
ejemplo. Música de extensos horizontes y
ecos que calan, que rasca y deja herida, merecedora de seguir el hilo de la
recomendación.
jueves, marzo 22, 2018
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