El genio e
ingenio de Jonathan Wilson parecen crear, allá en las plácidas colinas de
Laurel Canyon, en una esfera monástica de inspiración alimentada de libertad evasiva
no reñida con el orden y hasta una caprichosa coherencia. Su música, extensa en
matices y trucos, no es tan compleja como sugiere su traviesa ejecución, pero
requiere paciencia para el disfrute y disposición para el deleite, condiciones
hoy deficitarias. Soy de los que le otorgan ambas para llevarme una recompensa
y dejarme seducir de asombro y admiración. Con Rare birds (Bella Union, 2018) me
causa de nuevo los mismos efectos, aunque no con la misma plenitud que en los
superiores Gentle spirit (2011) y Fanfare (2013).
El músico
californiano vuelve a diseñar sofisticadas piezas de música que toman diversos
rumbos mientras avanzan en sí mismas o se suceden una tras otra. ¿Por dónde va
a salir en plena canción? ¿Qué inesperado acento va a tener la siguiente? Rock
de arte y ensayo, diría que trabaja y moldea Jonathan Wilson, con márgenes
difusos y abierto a más de un rango, al country rock, al jazz y al pop en esta
tercera entrega de su obra, adornada con una grotesca portada. Con el recurso
de múltiples pistas, virtudes instrumentales y notables músicos, Rare birds se
levanta con temas sobresalientes (Me, Over the midnight, Loving you, 49 hair
flips), pero se apaga por caer de nuevo en un exceso de duración que esta vez
pesa. Aunque Wilson es un autor prodigioso, en dosis menos ambiciosas satisfaría más.
Nota: 7,5/10
Nota: 7,5/10
1 comentario:
fanfare me parecio un disco supremo ... me escama tu 7.5 aunque le dare cancha seguro. SAludos,
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