Una de las cosas que me gusta
de este disco es su cristalina simpleza, una cualidad en absoluto
reñida con la capacidad de llegar a provocar grandes emociones. Otra
es que su responsable, Dan Auerbach, exhibe su admirable capacidad
para transformarse delicadamente con un giro imprevisible en su
carrera autoral, muy alejado de la ruidosa parafernalia experimentada
hace un par de años con The Arcs y también de los crujientes ritmos
de The Black Keys. Waiting on a song (Easy Eye Sound, 2017), su
segundo disco en solitario, contiene una decena de preciosas
canciones pop (contención eléctrica, predominio acústico, palmas,
suaves coros femeninos, sonidos limpios) y colaboraciones
instrumentales y compositivas que parecen pasar de puntillas (Duane
Eddy, John Prine, Mark Knopfler) en menos de 33 minutos, tiempo
suficiente para enamorar en el calor del verano.
Nota: 7,5/10
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