Ha
pasado demasiado tiempo y todo y todos cambiamos para bien o para mal. Ahora
Soundgarden dan ruedas de prensa en hoteles de lujo en París con gafas oscuras
de marca y las uñas limpias. Lo que queda de sus melenas está bien peinado. Aseguran
que querían volver a pasárselo bien, sin presiones discográficas, aunque ya les
pesen los 40 años. Dieciséis años después de su último largo de estudio crean
canciones nuevas que no suenan nuevas… y que también suenan viejas. Los gritos
de Chris Cornell ya no se llevan. King animal (Universal, 2012), como se
preveía, es demasiado inservible, agota y no sabe a nada. Tiene cuerpo pero le
falta sustancia. No deja (casi) nada para el recuerdo. La mayoría de los temas
no llegan a los cuatro minutos, y la mayor parte de ellos se hacen largos. Mal
asunto. Mal álbum, más que malo, inútil. Una pena. Otra vez me digo eso de...
¡tanto tiempo para esto!
Nota:
4/10
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