sábado, mayo 21, 2011

VOLUME TWO 54: BUFFALO SPRINGFIELD

Se debe a que en el paraíso de Foyles me vi abriendo las páginas de un libro con testimonios de Crosby, Stills, Nash y toda aquella gente, y me lo compré sin dudarlo porque de esta materia poco o nada hay escrito en nuestra lengua. Ahora leo un poco cada día y me paseo por aquellos tiempos nostálgicos respirando marihuana y una música que ya nadie es capaz de hacer. Ocurre que a Buffalo Springfield ya los conocí hace bastante tiempo, allá por la universidad con un par de recopilatorios. Tampoco nadie se parece a Buffalo ahora. Me alegra esa distinción, yo así lo veo. Porque es un grupo cuyo peso en la historia del rock quizá sea leve, pero que no merece menosprecio o ligereza alguna. Para empezar porque Stills y Young estaban allí. Rectifico, su peso es grande.

Se conocieron en Los Ángeles, cruzados en el coche fúnebre que conducía Neil Young. Unos venían de Canadá, otros andaban por todas partes. En su música hay un nervio versátil e inconformista que cubre sus paisajes folk-rock con
burbujas de psicodelia. Unos cuantos temas suyos son bien reconocibles, como Mr. Soul, Burned o Expecting to fly, siempre con For what it’s worth a la cabeza.

Sólo publicaron tres discos en tres años, del 66 al 68, y buenas recopilaciones hubo después. Stills y Young eran muy inquietos, los cerebros de la banda con miras más lejanas. El primero tocó con Hendrix, Judy Collins, Al Kooper y unos cuantos más además de por su cuenta. El segundo se distanció de ellos pronto y jamás se hartó después de grabar a su aire, discazos varios de ellos, un día suave otro día desbocado, hasta nuestros días. Y CSN o CSN&Y merecen capítulo aparte. Tipos grandes. Buffalo Springfield… escuchadlos ahora un rato, ya veréis qué grandes también.

No hay comentarios: