La publicidad es idílica. Aunque se inspire en la realidad. Tiene el derecho a jugar con ella, a desfigurarla y añadirle virtudes que no tiene. Porque nunca sabes cuándo, reza el slogan de este bonito anuncio, ganador del León de Oro en Cannes en 2004. La publicidad regala grandes trabajos. A veces pasa. ¿O no?
domingo, noviembre 28, 2010
A VECES PASA
GREATEST HITS 94: BURDEN IN MY HAND (SOUNDGARDEN)
Los tengo olvidados desde hace tiempo, me gustaron bastante aunque prefiero a colegas suyos que todavía me siguen entusiasmando. Soundgarden nunca lo logró, emocionarme, y no creo que lo consiga. Pero por alguna razón han irrumpido ahora sin ser invitados y puede que a partir de este momento los recuerde con una sonrisa y algún que otro bello recuerdo. Aunque sean Soundgarden.
No había sitio donde sentarse y era difícil apoyarse para pedir algo. Estaban sonando, una canción tras otra, de las mejores. Y qué bien sonaban. Nos hicimos un hueco y encontramos una cómoda esquina. Ya con las cervezas en la mano, y después con los tequilas, se estiró irresistible una cadena de agradables conversaciones, nada que guarde la historia. Lo que pasará a la historia de mi memoria será su belleza, de las más excitantes que han celebrado mis ojos hasta el momento. Y Burden in my hand (1996), ya a las puertas de la retirada de la banda, me lo recordará.
sábado, noviembre 27, 2010
BONUS TRACK 86: DON’T GIVE UP ON ME (SOLOMON BURKE)
Escuchando otra vez este álbum precioso y difícilmente comparable a uno le entran las ganas de lanzarse todavía encima del rey Solomon y salir rebotado desde su barriga hacia otro lado de la sala para volver a su regazo y tratar de abrazarlo. Henry le prestó un temazo, Flesh and blood, así como Tom Waits, Dylan, Nick Lowe y Van Morrison. Se podría decir eso de que este es uno de los mejores discos de versiones, sino el mejor. O uno de los mejores discos de la historia. No tengo ninguna duda.
miércoles, noviembre 24, 2010
SOUNDTRACK 101: SHELDON COOPER
Sheldon Cooper es uno de tantos personajes memorables salidos de la televisión norteamericana, un tipo único en su especie al que se odia y se ama por igual. Es la estrella absoluta de la fantástica serie cómica The Big Bang Theory, de la que ya se puede disfrutar su cuarta temporada y con la que también es fácil reírse con el resto de personajes. Esta sit-com es tan adictiva como la personalidad absurdamente hilarante del propio Sheldon, interpretado por el actor Jim Parsons y al que los geniales guionistas han convertido en una especie de héroe bizarro al que rendir devoción en la comunidad freak.
Me conozco algún tipo raro, pero es imposible que haya alguien como Sheldon en este mundo del otro lado. Si queréis saber más de Sheldon, adelante. Y os recomiendo la serie a quien aún no la conozca para marcharse cada día contento a la cama después de unas sanas carcajadas.
jueves, noviembre 18, 2010
LIVE IN 100: MAVIS STAPLES (JAZZ CAFÉ, LONDON 2010)
Por un momento, cada vez que empiece a recordar, voy a creer que la música es una bendición celestial, quizá de dios. O de Dios. Del Dios en el que cree Mavis con devoción, el que la ilumina para vivir, que le da fuerzas para cantar propagando su voz desde las entrañas, para moverse graciosa junto a sus músicos por el escenario, para amar a su parroquia con la entrega de una oradora espiritual desde el púlpito. Yo me he unido a esa parroquia y he recuperado la fe. Abrazo la religión de Mavis porque anoche me convirtió y me llamó a su congregación.
He perdido la cuenta de los conciertos que he visto, aunque tampoco puedo presumir de que haya sido una incalculable barbaridad. Y quizá el que guarde en el recuerdo como el más entrañable de todos sea el de Mavis Staples en Camden, en el Jazz Café Venue de Londres, una lluviosa noche de noviembre en el año en el que esta adorable señora ha cumplido 71 años. Mavis es pequeña, regordeta, se mueve y camina ya cansada pero se enciende como una colegiala con ganas de vicio cuando entra en escena. Conserva en su cara sonriente y maciza la belleza que tuvo en su juventud, la que tienen todavía sus manos de dedos cálidos y delgados. Y el buen humor, una alegría que parece en ella innata, nunca lo pierde.
Apareció media hora tarde, retraso que le perdonamos. Bajó las escaleras detrás de su banda, cubierta de negro y con el peinado y los pendientes que luce en su último disco. Dejó una toalla y una botella de agua sobre un taburete. Saludó al público, unos quinientos que éramos ya entusiasmados sin que empezara aún a cantar. Y sonrió con el encanto de las abuelas. Empezó la ceremonia con el primer cántico gospel. “I am His, He is mine”, proclamó. Él es el señor, claro, el dios que tan presente estuvo en la velada. Nos unió a su banda, a su propia iglesia. “Ninguno de nosotros está solo”, dijo después de susurrar entre hermosos lamentos la mejor canción de este año, You’re not alone; “pero ahora llega mi momento de estar sola”, dijo antes de entonar Losing you, el tema que le tomó prestado a Randy Newman en su último disco. Destripó casi entero este álbum, una joya cada día más resplandeciente. A su padre Pops lo recordó con Freedom Highway y con I’ll take you there, el colofón imprescindible e insuperable para un concierto inolvidable y una experiencia religiosa. Los que allí estuvimos, lo juro, nos movimos y cantamos como si asistiéramos a esas misas de negros gritando hallelujah como si dios los poseyese que hemos visto en las películas americanas.
Mavis nos dio la mano, chocó los puños y se dejó besar, nos habló a todos como una sacerdotisa. Cantó y habló cuanto quiso, se lo pasó en grande porque ha nacido para esto, para meternos en sus canciones. Recordó anécdotas, abrazó a sus músicos (“no es un buen bajista… no es un buen batería… no es un buen guitarrista”, dijo al presentar a Jeff Turmes, Stephen Hodges y Rick Hollstrom), se acordó de viejos amigos, como el Reverendo Gary Davis o los miembros de The Band tras cantar The Weight, fingiendo olvidarse de Garth Hudson, “el que tenía aquella barba larga”), bromeó con el apellido del productor de su último disco, Jeff Tweedy (“creo que el chico hizo un buen trabajo”) y cuando dejó que su grupo se deleitase en una jam de dos fantásticas piezas, se echó a un lado en el pequeño escenario y se sentó junto a su hermana Yvonne, uno de los tres integrantes de su coro, como si escuchase el ruido de las luciérnagas desde un porche cuando el sol de la tarde se empieza a esconder.
Allí estaba ella, Mavis Staples, mirándonos y sonriendo, regalando amor. “Oh yeah”, alabando a su banda. Oh yeah. Inmensa. Hasta siempre. We love you.
LIVE IN 99: SPOON (O2 SHEPHERD’S BUSH EMPIRE, LONDON 2010)
Cumplieron y agradaron de paso por Londres en el O2 Shepherd’s Bush Empire, apretado de público en el foso con ganas de gritar y aplaudiendo a raudales. La actuación del grupo agradó a los asistentes, aunque concluyó con un poco de brusquedad y dejando con las ganas de un par de temas in crescendo más. Muchas canciones, casi todas cortas, sin adornos de más salvo un par de retorcidos escorzos de su vocalista estrangulando su guitarra. Desnudaron acertadamente sus dos últimos discos, Ga ga ga ga ga y Transference, que es inferior. Despertaron a veces el sonido lejano de los Stones del Emotional rescue, también un poco a Blur cuando cambiaron de perfil. Y estuvieron más que bien.
martes, noviembre 16, 2010
LIVE IN 98: JOHN HIATT (O2 SHEPHERD’S BUSH EMPIRE, LONDON 2010)
Y en directo es donde se demuestra. Hiatt lo confirmó con su presencia misma, la de un tipo cualquiera con su chaqueta y sus pantalones gastados. Le acompaña The Combo, sólido trío con Patrick O’Hearn al bajo, Doug Lancio en la guitarra y Kenny Bevlins en la batería. El arranque fue la premonición de la perfección: Perfectly good guitar, y luego Your Daddy did, y después Alone in the dark, y a continuación The open road, el arranque de su último disco, del que sonaron otras dos piezas mejoradas ante el público, cada vez más emocionado el londinense en la terminación de cada canción. Porque cayeron Slow turning, Cry love, Master of disaster dedicada a Jim Dickinson, Tennessee plates y la maravillosa Feels like rain. Y, por supuesto, Have a little faith in me, aunque sin piano, antes de que Riding with the king cerrase en la cúspide del orgasmo una actuación magistral.
Alguien lo dijo varias veces o uno lo dijo alguna vez: “Rock N Roll can never die”. Con tipos como John Hiatt es imposible que muera. Nos dio las gracias de corazón varias veces al despedirse, siempre sonriente y satisfecho. No, somos nosotros quienes te las damos a ti. Otro grande que pasa por mi retina.
domingo, noviembre 14, 2010
VOLUME TWO 53: BOWIE (I)
A Bowie se le agradece su continuo deseo de experimentar, de no encasillarse nunca y cambiar de piel año tras año y disco tras disco. Su desconcertante reinvención acentúa su sana inquietud por la transformación, pero no conlleva ninguna garantía artística, digamos. En aquellos días supongo que la imagen ambigua, andrógina y provocadora de aquel tipo escuálido que se disfrazaba de visitante de otro planeta y aparecía grotescamente peirnado, vestido y maquillado en escena trascendió más que la calidad que contenía su música. Ziggy Stardust, por ejemplo, es un disco que no me dice nada (será porque aún no había nacido en aquel año 1972, que yo no estaba allí y esa experiencia me coge demasiado lejos). Y me ocurre lo mismo con los rugosos, irregulares y a veces descuidados sonidos de Hunky Dory (1971), Aladdin Sane (1973) o Diamond dogs (1974). Me atrae un poco más Space Oddity (1972), aunque su primer gran álbum me parece Young americans (1975), cuando empezaba a amigarse con el diablo antes de volverse reinventar y a regresar a la superficie de los vivos con trabajos más apreciables.
martes, noviembre 09, 2010
VOLUME ONE 224: I FEEL LIKE PLAYING (RON WOOD)
I feel like playing (Eagle Records, 2010) es un digno disco, rocoso y de una pieza. Al bueno de Ronnie se le va un pelín la mano alargando las canciones, aunque nunca hasta el tedio. Cuida sus riffs, se gusta en ellos, reparte tareas sin que nadie sobresalga del conjunto, juguetea un punto con el reagge y se apaña como puede con su voz desgastada por los kilómetros, los excesos y el envejecimiento. Pero combina envidiablemente el oficio con la diversión. Yo me quedo con Ronnie.
Nota: 7/10
domingo, noviembre 07, 2010
LIVE IN 97: MONEY MONEY
Otros dos ejemplos también lamentables son Rod Stewart y Neil Diamond, el primero con su incontable reinterpretación pastelosa y plúmbea de los clásicos standard del cancionero americano, y el segundo publicando su particular disco de versiones (algo con lo que parece que hasta ahora nadie se ha atrevido), sirviéndonos un trabajo tan soporífero como el que este año perpetró Peter Gabriel en la misma línea. Una pena.
Y la gallina sigue expulsando sus huevos de oro. La caja registradora beatleliana no para de engordar. Si se reeditan los discos de John, Paul no va a ser menos y hace lo propio con uno de sus mejores trabajos, Band on the run. Y como la bibliografía sobre el primero ya tiene como redactor hasta al portero de la casa en cuya entrada lo mataron, el segundo ya tiene una nueva biografía en las tiendas. Venga, culo veo culo quiero.