martes, julio 27, 2010

VERANO EN LA PIEL

El verano de ahora ya no es el de la infancia, ni el de la adolescencia. Pero el verano lleva cosas encima que se niegan a que el tiempo las entierre o las cambie de aspecto, de forma o de sensación. Ahora veo a los bañistas como no los veía antes, el sol calienta más que entonces, los cuerpos lucen más desnudos, las terrazas están más repletas de gente y las calles de paseantes y los helados ya no son tan baratos como antes, aunque hay más variedad y quizá están más sabrosos. Lo que aún queda y siempre quedará es el olor de la piel bañada por el sol, cubierta de salitre y mezclada con los restos de crema de protección para antes o después de tumbarse en la toalla. Tengo ese olor en mi piel. Y también en la tuya, en tus hombros rojizos y descubiertos que me reciben una tarde de verano. Cuando te veo y cuando no.

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