El placer es mío. Vuelvo a escaparme un poco más, carretera adelante hacia el Norte. Si todo sale bien pisaré cuatro naciones y volaré, conduciré y me dejaré llevar de una costa a otra sobre el mar. Hace un año nos fuimos a Dublín. Roma me acogió hace dos meses. Lo que ha ocurrido desde entonces se me revela esquivo y nervioso pese al esfuerzo por asentar un ancla. Ahora marcho a cualquier parte donde me encuentre bien unos días, extraño y silencioso, caminante y atento, un descubridor que anhela pernoctar en cada rincón de la tierra aunque acabe volviendo a casa, un observador que disfruta con la soledad del viaje aunque en el camino lleve en su mochila las imágenes y los recuerdos que más desea contemplar y guardar. Hasta pronto.
jueves, septiembre 03, 2009
PLACERES (II)
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