La posada en mitad del camino. Cansadas las piernas, caídos los brazos, la piel resbaladiza, el cuerpo curvado… despistada la brújula. No me hace falta una ducha, sino una plaza en esa espalda que me invita a viajar a otro lugar. Contigo. No te conozco, pero no me importa comenzar por aquí, por un océano de lunares y huesos atrevidos, por una llanura y sus ondulaciones, en las que se deslizan temblorosas de placer mis manos sigilosas. Paraísos del mundo protegidos por tirantes.
viernes, julio 31, 2009
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2 comentarios:
Espero que las fotos las hayas hecho tu :)
¡¡¡Secreto profesional!!!
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