jueves, julio 16, 2009

INTRASCENDENCIA

Conviene a menudo abrirle las puertas a la intrascendencia, reconfortante y liberadora. La intrascendencia no ganará un premio Nobel ni será reseñada en el suplemento cultural del diario más importante de la nación; la intrascendencia se tendrá que conformar con encadenar nuevas ediciones en los escaparates más luminosos de las tiendas. La intrascendencia será maltratada o ignorada, cuando son sus sorbos los que tantas veces ayudan a digerir con una sonrisa los caprichos de la insoportable trascendencia. No quiero leer nada profundo últimamente. Por favor, las frases sencillas; los diálogos ágiles y comunes, creíbles, cotidianos; las situaciones reconocibles, con un poco de intriga criminal o ligera aventura, si hace falta con héroes o heroínas que al final del relato nos hagan creer que somos algo más felices.

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