jueves, abril 06, 2006

VOLUME TWO 15: WONDERFUL STEVIE

Hay recuerdos con los que crecemos que condicionan durante largo tiempo nuestra apreciación hacia algo o alguien y hasta mucho más adelante no nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos. Un buen número de bandas o músicos no entran en mi lista de espera para ser conocidos y escuchados quizá porque cuando supe de ellos hace tiempo ya no me animaron a que me adentrase un poco más. Pero nunca es tarde para rectificar. Por ejemplo, con respecto a Stevie Wonder, quien me machacó y agotó demasiado en los años de mi infancia con su tema I just call to say I love you para la película La mujer de rojo. No sé, acabé cogiéndole manía a aquella canción y al propio Stevie. Yo lo veía siempre tan sonriente ante los teclados, con sus gafas grandes y aquel peinado de trenzas y me preguntaba: pero si este tío es ciego de nacimiento, ¡cómo puede estar siempre tan feliz! Aquel recuerdo me hizo prejuzgarle a una edad a la que no es sencillo pensar con paciencia las cosas y desde luego no hizo justicia al valor que merece la música de todo un solista prodigioso y tan influyente como es Stevie Wonder.

Varias de mis lecturas recientes señalan recomendables, sobre todo, tres discos de la primera mitad de los 70 que dignifican la imagen de un Wonder al que los años posteriores, recargados de experimentación y sintetizadores en sus creaciones de soul pop, desdibujaron su prestigio. En los últimos días me fui a comprar sendas reediciones de esos discos para contactar primero y comprender mejor la huella musical de Steveland Hardaway Judkins, un niño sobrenatural, ciego desde que nació, que a los nueve años ya sabía tocar el piano, la armónica y la batería, a los doce era contratado en Detroit por Berry Gordy, mandamás de la Motown, tras escucharle en una audición, y un año más tarde tenía sus primeros éxitos en el mercado. ¿Cuántos conocéis así?

Mi incursión en Stevie Wonder me lleva a comienzos de los setenta, cuando el músico, después de varios hits cantados por él y otros artistas de su entorno, escribe, produce y toca casi todos los instrumentos a la edad de 22 años. Incluso se había dado prisa en casarse y en separarse. Su ruptura (más bien amistosa) con Syreeta Wright marca la gestación del disco Talking book (1972), otro bombazo de ventas y premios en el que Stevie alterna el rhythm blues con el calor jazzístico de las baladas, aunque el ritmo funky de su éxito Superstition se revela como el momento más grato de un repertorio excepcional, bañado por su elástica voz y su precisión instrumental y una colección de letras espirituales abatidas por el desamor.

Este disco adelanta avances sonoros que el músico expondrá con más claridad y decisión de Innervisions (1973), un álbum más combativo e inconformista que pudo haber sido el último del autor, puesto que en ruta hacia un concierto sufrió un accidente de automóvil que le dejó temporalmente en coma y a punto estuvo de quitarle la vida. Dos temazos redondos como Living in the city (una canción que huele a gheto en cada segundo) y Higher Ground convirtieron este álbum más social y racial en el mejor del año en los premios Grammy. Desolación y enfado, intensidad y emoción, funk y R&B, se citan en una obra maestra desde la primera escucha.

Después de casi dos años de descanso y un disco intermedio más complicado, Stevie Wonder armó su trabajo más grandilocuente, un doble álbum con ep incluido titulado Songs in the key of life (1976), una producción muy elaborada que fue anticipando el pop bailable que habría de sonar no sólo a finales de la década sino veinte años después. No hay más que escuchar el tema Pastime paradise, sobre cuya base el rapero Coolio reinterpretó en los noventa Gansta’s paradise para el film Mentes peligrosas, para percibir las cualidades visionarias (no es un chiste inoportuno) de Stevie Wonder. Songs... reúne también cuerdas y metales que decoran fusiones de jazz, soul y funk de fino tejido, todo ello hilvanado por los tonos amables de su voz amistosa.

Después de estas tres joyas, Wonder espació más su producción, que aunque generó nuevos éxitos (a finales de 2005 terminó disco tras varios años de sequía) se hace menos interesante. Pero, ¿quién sabe?, puede que dentro de varios posts me dedique a reivindicar otro de sus periodos.

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