¿Más Coldplay? Calma, no más coñazo con Coldplay. Sólo un minuto, minuto y medio, lo que lleva leer estas líneas. Poco más se puede aportar que no se sepa, que irrite a unos y deleite a otros, y que a la prensa, en general, siga provocando ese aprecio comedido que ni enciende cohetes ni despierta la pereza.
Los cuatro estudiantes estrecharon su amistad entre canciones e instrumentos, escuchando los discos con los que habían crecido. No eran de los que devoraban música ni se prestaban viejos discos de blues mientras esperaban el tren, tenían unos pocos grupos de referencia, temas preferidos y ganas de tocar juntos. Lo hacían mal al principio, pero fueron superando su torpeza, mejorando hasta pulir y culminar sus primeras canciones propias. Entre exámenes y deportes universitarios quisieron compartir su música y empezaron a pisar la escena. Cuatro mocosos muy serios, con granos en la cara y melodías más bien tristonas.
Escucharon aplausos. Alguien les prestó atención, percibió una voz de impacto, unos ritmos seguros, sonidos que recordaban a alguien, a otras bandas que acabaron bañadas en éxito. Corrieron riesgos: si gustamos, bien, si no, pues flor de un día, o de dos. Gustó, ni ellos se lo esperaban. Las radios latían con ellos media docena de veces al día y los canales de vídeos musicales programaban los suyos cada hora. Empezaron su primera gran gira, salieron del país. Se preguntaban si aquello era cierto.
Descansaron. Pero estaban inspirados y volvieron al estudio. Parecía más fácil componer y repitieron el método, pero con música para reposar mucho tiempo en el recuerdo. Los conciertos en salas pasaron a ser actuaciones en polideportivos, en estadios grandes. Llovían entrevistas, reportajes... triunfaban y gustaban tanto que ya se les podía atacar, menospreciar. Se zambulleron en la piscina del éxito, sin excesos, sin broncas, como buenos chicos que no destrozan habitaciones de hotel. Emocionaron a seguidores que no podían ir a verles a un concierto, también a las masas que se abrazaban unidas en aquellos conciertos. Hablaron de ellos como los herederos de aquellos que habían marcado época. Siguieron creando canciones, muy buenas canciones.
Pero no quieren marcar época... todavía serios en el escenario, llenos de una música que conmueve, hiere y nunca muere.
(Dedicado a todos los músicos, en especial a los que tienen sueños)
viernes, diciembre 02, 2005
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3 comentarios:
Los de Chris Martin ya caminan junto a los más grandes. Por la actitud, la honestidad e ingenuidad casi idéntica a la de aquellos cuatro chavales que formaron u2, la cargada emotividad de sus textos y desarrollos musicales, la máxima concentración en un lider sincero y enigmático. Su último trabajo me gusta. No llega, a mi juicio al culmen de los anteriores pero es un disco muy bueno que ejerce de consolidación de un grupo de música pura. Será difícil que bajen de ahí, incluso aunque se lo propogan...
el usuario anónimo de este comentario es dufresne que ha olvidado autonombrarse
pues a mi no me gustan un carallo.este ultimo disco lo veo muy flojo y su musica a la cuarta cancion empalaga.y lo único q tienen de u2 es q tb son 4.
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