lunes, diciembre 19, 2005

LIVE IN 6: MARLANGO

Marlango no es sólo Leonor Watling. Pero sin Leonor Watling, ¿habría Marlango? La actriz española, consagrada de la mano de una serie de cineastas mediáticos (que no elogiables) como Pedro Almodóvar o Bigas Luna entre ellos, y gracias a una acertada elección de películas y compañías, sirve de escaparate infalible para un grupo sugerente y agradecido en el ámbito nacional como es Marlango. Pero, ¿alguien conocería a los músicos Óscar Ibarra y Alejandro Pelayo si no fuera porque Leonor es el rostro del grupo y su hada madrina?

El trío respira noche y decadencia, espacios solitarios y garitos cubiertos del humo de los cigarrillos con una femme fatale en la esquina de la barra y un pianista esquelético en el escenario. Tom Waits es su inspiración. Aunque me atrae ese entorno, no es Marlango objeto de mi devoción. Aprecio a la actriz que es Leonor Watling, pero no me agrada demasiado su vacilante registro vocal delante del micrófono; cada tema de un disco del grupo parece cantado por una mujer diferente. Me aburre su primer trabajo, Marlango, aunque me gusta bastante más el segundo, Automatic imperfection, fechado en este año.

Pero el jueves pasado rectifiqué mi impresión respecto a Marlango. A veces basta con presenciar a un artista en vivo para comprender y apreciar su valor. El grupo ofreció concierto en la sala Capitol de Santiago, que agotó las entradas para la ocasión. En contra de lo que me esperaba, Marlango eludió el tono hipnótico que tiñe buena parte de sus temas en estudio y se entregó a media docena de piezas de cada uno de sus dos discos mejorados en directo, animados y atrayentes, beneficiados además con el acompañamiento de un guitarrista, bajista y batería de rodaje. El tono y el ritmo de la actuación fue in crescendo, presentó algún inesperado pasaje de distorsión y llegó a su cierre con emotivas y encendidas versiones de Bertold Brecht y Harry Nilsson. Y Leonor ofreció una imagen divina sin ser diva; calló bastante y dejó hablar a Pelayo, se movió flotante sobre el escenario, cubierta de negro con el cabello recogido en coleta, la cara limpia y bella, entregada cuando alzaba la voz, seductora en los susurros. El complemento ideal para una banda más que decente.

Hay mujeres bonitas y mujeres cachondas, espectaculares. Y luego, en otra dimensión, está Leonor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

a mi lo q me pone es leonor watling