Como el aventajado canterano que en el día de su debut con el primer equipo logra el gol de la victoria con un título en juego, desata la fiebre en la hinchada, sus pasos empiezan a ser seguidos por la prensa a todas partes y las marcas le persiguen para que le sirva de imagen y reclamo... así ha entrado Franz Ferdinand en el circo musical desde 2004 hasta la fecha. Las revistas especializadas se han rendido a su álbum de estreno, una gran parte de las que no son tan prestigiosas ni referentes también. Las canciones de su primer álbum han sonado en locales rockeros y poperos, en discotecas y en anuncios. El grupo ha teloneado a bandas de primera fila y las flores que le han llovido le han llevado de nuevo al estudio para repetir una fórmula exitosa en su segundo disco, de nuevo bien acogido por la pluma de la crítica.
Algo tendrá de especial y diferente Franz Ferdinand que pone tan de acuerdo a tantas voces. Yo no lo encuentro por ninguna parte.
Aunque llegó a mis oídos pronto la pegadiza melodía de su primer sencillo, Take me out, tardé en escuchar su primer trabajo. No me convencía esa imagen tan fashion que el grupo vendía o que de él vendían para convertirlo en algo cool, tan inmediatamente próximo y popular. En cuanto tuve el disco le presté la atención suficiente que precisa la virtud de no caer enseguida en prejuicios perezosos. Por ejemplo, no me esperaba nada positivo de Keane y me agrada bastante. No fue el caso de los escoceses Franz Ferdinand.
El baile de etiquetas que se utilizó para clasificar el sonido de la banda no me pareció buena señal. Se combinaban los términos pop, art, punk, hard, rock, soft... para orientar al seguidor o al interesado y con todo eso el grupo crea quizá un producto machacón y cansino, indefinido y redundante, canciones que agitan sobre bases sucias pero ‘limpiadas’. Entiendo el éxito que ha logrado, sobre todo por su facilidad para hacer recordables unos cuantos estribillos, pero su aparente radicalidad me parece tan pobre y cargante como la que también ofrecen unos más insoportables White Stripes o The Hives.
Sí, supongo que le daré una oportunidad al segundo y también aplaudido disco, nada modesto en su título, You could have it so much better with... (Podrías tenerlo mucho mejor con Franz Ferdinand). No sé, no creo.
lunes, diciembre 19, 2005
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