Esta fue la pregunta: ¿Ten o Vs? Hombre... los dos, claro, pero... (¿los Beatles o los Rolling?, qué fácil me vino a la memoria).
La soltó Jose Pepe Guns durante un pequeño viaje de media hora en coche aquel sábado por la tarde. Tiene un ritual, escuchar dos temas del Vs de Pearl Jam antes de cada partido. Le sirve de inspiración. Quitamos el marchoso disco de Joe Bataan y pusimos el clásico segundo álbum de Pearl Jam. No sólo escuchamos de principio a fin Animal y Leash, las dos piezas de su acostumbrado rito, sino Go, Daughter, W.M.A., Indifference.
El grunge lleva años muerto, como tantas corrientes, sonidos o etiquetas efímeras y después rebautizadas. Por eso Pearl Jam dejaron de ser grunge después de unirse a Neil Young en el enorme Mirror Ball. Vale, me siguen gustando Alice in Chains, Screaming trees, Soundgarden (Mudhoney no) y Nirvana y Pearl Jam como banderas, pero ya me cuesta seguir de cabo a rabo sus discos (¡tantos los han tapado!). Menos Ten y Vs.
El primero presenta a los melenudos de Seattle crudos como si aún no hubieran dejado la década ochenta. En Ten (1991) recorren el puente que les entra en los 90 con descargas excitadas como Why go, Even flow, Alive o Jeremy. Aún se cantan con la vista en el techo y la copa en la mano. Es rock desnudo y adrenalítico, un grito de miedo y furia para un disfraz, el de la generación sin futuro y sin ganas de avanzar. Se le dio demasiada importancia a una actitud, nihilista, pasajera.
Vs (1993) suda la misma pose malhumorada y llora otro sonido, el que el productor Brendan O’Brien fabrica con el mismo estruendo más inmaculado. El segundo álbum tiene otros tantos himnos, el mismo desencanto arrebatado de Eddie Vedder al micrófono, el torbellino sin freno de Mike McCready al mástil y la nerviosa precisión de Dave Abbruzzese en la batería. Empieza con un terremoto (Go) y termina con una caricia poco cariñosa (Indifference).
Después Pearl Jam perdió sus melenas, Ament dejó de vestir bermudas, Gossard se puso gafas, McCready ganó kilos, desfilaron dos baterías y a Vedder se le apagaron los gritos de angustia, rabia y dolor. Hicieron buenos discos, pero no grandes, no obras maestras como Ten y Vs, trabajos imperecederos con fecha de hace casi quince años. Otros parecen muertos desde hace sólo un par o poco más...
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