La presencia de Iron & Wine en este blog se remonta a sus orígenes prácticamente; cada paso significativo que Sam Beam y su banda han dado desde finales de 2005 han ido engordando este cuaderno. Y este barbudo favorito nos ha hecho felices con su música en cada entrega: sencilla en su apariencia, compleja en su ejecución, de hechuras modestas y márgenes abiertos; cambiante en justas dosis de riesgo y experimentación, desnuda en el fondo, recubierta de capas extravagantes en la forma. Ponle al folk el apellido indie y Iron & Wine será aceptado en un club al que ni siquiera él se ha asomado: Sam es único en su género y especie. Su producción presenta obras excepcionales (Our endless numbered days, The shepherd's dog, Ghost on ghost) y nada en su haber baja de la excelencia, donde se sitúa también el último de sus discos, Light verse (Sub Pop, 2024).
Una canción sobre las demás quedará para la posteridad (de justicia es enmarcar también un lujoso puñado): ese All in good times en la que parece que el bueno de Samuel compite con la buena de Fiona Apple por la mejor estrofa de un tema que absorbe el pulso de Dylan, el eco de Morrison, con sus voces alternas primero, entrelazadas después, agarrados ambos a un vaivén de buenas vibraciones, buenos tiempos a los que Iron & Wine siempre nos llevan.
Nota: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario