Por un tiempo sentimos que Seattle era nuestra segunda casa, el hogar de nuestra juventud musical. Llevábamos camisas de franela, dejábamos ensuciar el pelo, las noches no tenían fin y nos parecía que siempre llovía. Unos se arrimaban al hechizo de Kurt, otros al de Eddie, había quienes antes se afiliaron a la banda de Andy, quienes preferían vivir al límite con Layne, y otros rendían máximo respeto a Chris. Llegados a 1994 Soundgarden tenían tres álbumes densos y oscuros a sus espaldas, y el cuarto los puso en la primera línea de la música que fluía en aquella lluviosa ciudad del noroeste. El grupo se hacía más accesible, sin perder el sello de origen, esa espesura emocional que deletreaba su música, pero con canciones más pulidas, que seguían siendo profundas pero con ganchos más luminosos. Superunknown tiene una primera mitad demoledora, ocho bombas expansivas detonadas por la contundencia sonora que creaban juntos Chris Cornell, Kim Thayil, Ben Shepherd y Matt Cameron. Treinta años después este disco (no entero, pero sobre todo ese 50% inicial) me atrapa del cuello para darme zarandeos, con el malogrado Chris y su garganta torrencial poniéndome de rodillas.
domingo, abril 28, 2024
BONUS TRACK 287: SUPERUNKNOWN (SOUNDGARDEN)
Por un tiempo sentimos que Seattle era nuestra segunda casa, el hogar de nuestra juventud musical. Llevábamos camisas de franela, dejábamos ensuciar el pelo, las noches no tenían fin y nos parecía que siempre llovía. Unos se arrimaban al hechizo de Kurt, otros al de Eddie, había quienes antes se afiliaron a la banda de Andy, quienes preferían vivir al límite con Layne, y otros rendían máximo respeto a Chris. Llegados a 1994 Soundgarden tenían tres álbumes densos y oscuros a sus espaldas, y el cuarto los puso en la primera línea de la música que fluía en aquella lluviosa ciudad del noroeste. El grupo se hacía más accesible, sin perder el sello de origen, esa espesura emocional que deletreaba su música, pero con canciones más pulidas, que seguían siendo profundas pero con ganchos más luminosos. Superunknown tiene una primera mitad demoledora, ocho bombas expansivas detonadas por la contundencia sonora que creaban juntos Chris Cornell, Kim Thayil, Ben Shepherd y Matt Cameron. Treinta años después este disco (no entero, pero sobre todo ese 50% inicial) me atrapa del cuello para darme zarandeos, con el malogrado Chris y su garganta torrencial poniéndome de rodillas.
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