No es raro confundirse, ver una imagen como la de la izquierda y preguntarse de qué grupo femenino se trata: ¿las Ronettes, las Shirelles, las Crystals, las Supremes, las...? En este caso la respuesta es The Crystals, que no tenían una poderosa voz o presencia al frente como otras bandas vocales de chicas contemporáneas tan lejos como en los años sesenta, pero dejaron para el recuerdo algún que otro hit que trascendió aquellos días y nos acompañó en diversas fuentes los años siguientes. El suyo fue la preciosa, contagiosa, Then he kissed me, sin descartar en menor medida Da Doo Ron Ron o There is no other like my baby.
Ahí las tenemos, estas chicuelas vestidas para la graduación del instituto, futuras madres ejemplares, amigas del barrio que en los callejones (en Brooklyn se encontraron) se juntan para cantar y tontear con algún chico. Fueron una de las primeras bandas que produjo y amparó Phil Spector, cuyo muro sónico inconfundible se advierte en unos cuantos de sus éxitos. Como muchos de aquellos grupos parecidos, su historia quedó relegada a lo anecdótico, a la brevedad de sus canciones, y presenta lugares comunes en su desarrollo hasta su final disolución: cambios de formación, olvido del productor, urgencias mayores en la vida de cada miembro.
Al escuchar tantos años después de su breve auge a The Crystals es imposible no sentirse un poco ingenuo, soñar con aquellos bailes de una juventud que vimos en las películas y creer que el mundo era maravilloso.
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