viernes, noviembre 17, 2023

BOOTLEG SERIES 121: CAT SINGS BOB


El mérito de la empresa es grande. Su magnitud no admitía caprichos ni frivolidades, vacilaciones ni tropiezos. Pero el homenaje es en realidad un capricho, triunfal eso sí, fiel y respetuoso, sin réplica, con autenticidad propia, un rigor honrado, una devoción pura. Cat Power gana. Bob Dylan también, desde luego.

Ella canta de locura, sin ceñirse a las modulaciones vocales de él, ella misma sin perder la esencia de él. Si estoy en el Royal Albert Hall, qué mejor que repetir aquel concierto incomparable de Londres... aunque se grabase en Manchester hace más de cincuenta años. Ahí va, de She belongs to me en cueros a Like a rolling stone en traje de gala. 

Nada es lo mismo, no busquemos la comparación, encontremos el disfrute de lo inmediato. Podría haber cumplido sin más y perderse en lo irrelevante, pero no, que caigan los elogios. Es Cat cantando a Dylan, y eso hay que hacerlo bien, si no, retírate. Es tierna, es firme, de su voz resbala la seducción de una divinidad.

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