No hace ni dos años que esta chica cayó bajo mi radar con su álbum Cycles. Ahora firma Common nation of sorrow (Signature Sounds, 2013), y Rachel Baiman ya está detectada para no perderle la pista. A los 18 años se había asentado en Nashville, y todo aquel o aquella que respire un tiempo largo esta ciudad merece un mínimo de atención. Su último trabajo, el primero que autoproduce y para el que ha contado con el apoyo de Tucker Martine en las mezclas, esconde un mensaje de protesta (contra el capitalismo que crea desigualdades e injusticias, contra la voracidad del dinero, contra un sistema opresor...) tras una grata apariencia de reposo y ternura. Ella remite a las también frágiles y deliciosas Sera Cahoone, Erin Rae o Jess Williamson, juguetea con las cuerdas y despacha una breve colección de magníficas canciones (Self made man, Lovers and leavers, Bitter).
Nota: 8/10
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