Diría/escribiría lo que ya dije/escribí otras veces: que este tipo es un autor de canciones demasiado bueno, demasiado. No sé por dónde va a salir, ahora que su vida privada lo ha castigado al juicio público como persona; mas como artista aquí me tiene de seguidor, aquí encuentra mis bendiciones. Cuando creí darlo por perdido tras discos monótonos y de carne blanda, resurgió en 2011 con Ashes and fire. Desde entonces, ha salpicado su música con virajes de sonido que nos devuelven a frivalidades ochenteras, calculadas, sin abusar ni de teclados ni de atmósferas y sin renunciar a la consistencia melódica que tan firmemente le convirtió hace dos décadas en una de las banderas que mejor movía el viento del estilo Americana. Ryan Adams está juntando ahora para el público la música que dejó grabada hace un año y medio, y después de un apesadumbrado pero delicioso álbum, Wednesdays, regresa enseguida con uno reanimado y también excelente, Big colors (Paxam, 2021), un peldaño por debajo de su entrega anterior, donde de nuevo a esa fiebre por repescar el pop cristalino con aroma británico se le da la bienvenida. Reafirmando su don como compositor, aquí tenemos otros cuantos temas notables (Do not disturb, Fuck the rain, I surrender, Summer rain) para un buen disco.
Nota: 7,5/10
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