Llegamos a final de mes con el paladar satisfecho. Más allá de la sabrosísima carta de amor por la vida y el rock and roll que Bruce Springsteen (y la E Street Band) nos ha dejado, el rincón (físico o virtual) de novedades discográficas de octubre desprende otros deliciosos sabores. Este es el menú principal:
-The Dead Tongues, Transmigration blues: Ryan Gustafson (otro gen a tener en cuenta de la prolífica en talentos Carolina del Norte) firma su cuarto trabajo como The Dead Tongues, una travesía árida por territorios del folk rock americano con ecos crepusculares y mucha sustancia. En el tema Deja Vu, fantástico, el mejor Neil Young, el de los setenta, es inspiración y homenaje. 7,5/10
-Kevin Morby, Sundowner: Atardeceres en aislamiento o meditaciones en pareja se advierten entre el humo que sale de la música narcótica de Morby, adecuada en esta entrega para acariciar en carreteras vacías y desierto. La cadencia de su voz no acaba de convencerme, pero no perturba las confortables sensaciones que dejan las bellas canciones de un álbum no tan redondo. 7,5/10
-Dawes, Good luck with whatever: Los Goldsmith mantienen esa manía de fabricar sólidas canciones y guardar en sus discos un par de brillantes pasajes, pero ya por el séptimo álbum se les nota algo blandos, como trabajando en cadena y sin ganas de arriesgar o elevar con decisión el tono de voz. Inferior a discos previos, bien pero escaso. 7/10
-Laura Veirs, My echo: La aparente fragilidad de su folk, la fina brisa de su pop alcanzan dimensiones robustas. My echo reafirma la madurez de una autora que ya supera la decena de trabajos, entregada a composiciones que descansan en colchones de seda. Da gusto tener siempre a Laura cerca. 8/10
-Jeff Tweedy, Love is the king: Tweedy & Hijos fabrican un álbum con apariencia de casero, de esos que salen sin esfuerzo y de memoria y con los recursos básicos. Hay country rock pasado por el filtro singular de su autor, y por tanto por la esencia de Wilco, un género en sí mismo. Nada es lo que parece y las palabras suaves de Jeff anticipan siempre algo impredecible. Tweedy es grande. 8/10
-Shemekia Copeland, Uncivil war: Si quieres mezclar blues y soul bien destilados, sin excesos y con las dosis bien controladas, fíate de Shemekia, cada disco que pasa más radiante. Sus motivos sociales y políticos dan consistencia a su mensaje y contundencia a piezas ejemplares, respaldadas por músicos de envidia. 7/10