jueves, enero 30, 2020
BONUS TRACK 218: WHAT'S GOING ON (THE DIRTY DOZEN BRASS BAND)
La revisión de álbumes completos a cargo de otros músicos que se mueven en esferas y ambientes distintos no es cosa de hace unos pocos años. La idea es tan aceptable como variados sus resultados. (Pienso ahora en que salió bien el Bandwagonesque de Teenage Fanclub a cargo de Ben Gibbard y mal el Delta Sweete de Bobbie Gentry en la versión de Mercury Rev.) Hace catorce años, uno después de padecer la furia del huracán Katrina en su ciudad, Nueva Orleans, los Dirty Dozen Brass Band volvieron más de tres décadas atrás para revivir el disco What's going on de Marvin Gaye. (Entonces aún no se había puesto a caminar este blog, qué lejos se ve el Katrina.) El álbum fue tanto un tributo a Gaye como una arenga a la ciudad para recobrarse de la tragedia que la había ahogado. La banda transmite la alegría genética de New Orleans pero templada por las circunstancias. Un circo sin payasos, pero revitalizador. En los contornos elásticos de su música el jazz y el funk se agitan para salir a flote.
lunes, enero 27, 2020
SABINESQUE
Estas cosas no van conmigo, pero he hecho un esfuerzo. En etapas, a ratos, le he dedicado tiempo al tributo a Joaquín Sabina, el más reciente que ha parido la escena nacional: casi 40 músicos españoles (y algún latinoamericano) se han metido en el pellejo de Sabina para entrar en sus canciones y darles otra voz, otro eco, un sentido nuevo o paralelo al de su concepción original. Han mostrado su forma de rendir honor y amor, aprecio o distancia. Debo decir que Sabina me importa poco; nunca he sentido ni cercanía ni simpatía por su universo y la riqueza de sus letras no me ha proporcionado canciones que merezca guardar.
Tras leer un artículo reciente sobre la complejidad de reinterpretar el cancionero de Sabina, me ha despertado la curiosidad por saber quién había estado a buena altura y quién se había despeñado, quién se entregaba con rigor y quién pasaba por allí para salir en la foto. Son muchas las versiones, destacaré lo mal que me suenan Amaral y Manolo García (Con la frente marchita), Robe (Calle Melancolía), Pablo López (Quién me ha robado el mes de abril) y Funambulista e Ismael Serrano (Eclipse de mar); o lo bien que me han parecido Leiva (El caso de la rubia platino), Manuel Carrasco (La canción más hermosa del mundo), Los Rodríguez (Princesa) y Mikel Erentxun y Rufus T. Firefly (Lo niego todo). El resto, en tierra de nadie. Como Sabina.
Tras leer un artículo reciente sobre la complejidad de reinterpretar el cancionero de Sabina, me ha despertado la curiosidad por saber quién había estado a buena altura y quién se había despeñado, quién se entregaba con rigor y quién pasaba por allí para salir en la foto. Son muchas las versiones, destacaré lo mal que me suenan Amaral y Manolo García (Con la frente marchita), Robe (Calle Melancolía), Pablo López (Quién me ha robado el mes de abril) y Funambulista e Ismael Serrano (Eclipse de mar); o lo bien que me han parecido Leiva (El caso de la rubia platino), Manuel Carrasco (La canción más hermosa del mundo), Los Rodríguez (Princesa) y Mikel Erentxun y Rufus T. Firefly (Lo niego todo). El resto, en tierra de nadie. Como Sabina.
viernes, enero 24, 2020
VOLUME ONE 522: KINGDOM IN MY MIND (THE WOOD BROTHERS)
En terrenos fraternales empiezo a confundirme, a no distinguir a unos hermanos de otros hasta que dedico un poco de tiempo a aclararme. En los últimos meses he pasado por los Barr, los Teskey, los Cactus Blossoms, los Felice, los Lost (que no son hermanos)... En fin, que ahora tocan los Wood, que pensé que alguna vez los había escuchado pero no. Chris y Oliver Wood, junto al versátil Jano Rix forman un trío que desde hace más de diez años cocina un caldo musical fantástico. Me limito de momento a Kingdom in my mind (Honey Jar Records, 2020), el último de sus ocho discos, cuyo brebaje de folk y blues adopta diversos perfiles y se adhiere refrescante al paladar. Hay jugos de funk y ráfagas de jazz en lo que hacen, y todo fluye como improvisado, muy natural y callejero, surgido de acogedoras locales o viejos barracones que podrían trasladarnos a Nueva Orleans. Y eso es bueno.
Nota: 7,5/10
Nota: 7,5/10
miércoles, enero 22, 2020
LIVE IN 240: PEARL JAM, GIGATON... CUENTA ATRÁS
Creces con ellos y quieres tenerlos cerca. Te haces mayor y esperas que no te defrauden. Nunca lo han hecho y ahora crees que tampoco lo harán. Tu madurez ha sido la suya. Gigaton nos reencuentra a muchos con Pearl Jam. En dos meses hay nuevo disco, Vedder & Co. han vuelto al estudio y crees que aún tienen mucho que decirte. Me suenan distintos, no sé aún bien a qué, pero siento que siguen siendo de fiar, tan gloriosos como siempre. Pearl Jam.
domingo, enero 19, 2020
VOLUME ONE 521: EL DORADO (MARCUS KING)
Lo primero que escucho de Marcus King, el guitarrista americano del que he leído y oído hablar por su poderosa precocidad, ya es el cuarto de sus discos, el primero en el que prescinde de la Marcus King Band que daba nombre a los álbumes anteriores desde 2014 (cuando solo tenía 18 años), y con el que accede, de la mano de Dan Auerbach, a circuitos más amplios y escaparates más expuestos a juicios de mayor exigencia. Ello, según leo, suscita cierta desconfianza y las primeras críticas contrarias, reservas en todo caso. No puedo (aún) comparar el King de El Dorado (Fantasy, 2020) con el King previo (intuyo que lo haré), pero la propuesta actual me resulta muy satisfactoria.
No sé cuánto ha dejado guiarse King por Auerbach ni cuánto ha dejado Auerbach de libertad al prodigioso chaval, propietario de una voz madura y expresiva que no da pista alguna de su edad. No sé tampoco si ha podido más la nostalgia retro de Auerbach en el enfoque del álbum o si el variado aprendizaje sonoro de un desenvuelto Marcus en una familia de raíces musicales se ha expuesto abiertamente en su nuevo trabajo. Porque soul estiloso, fino country y sudoroso rock de acento blues se cruzan en El Dorado engrasados con vientos amables y coros cálidos; eso, sí lo veo claro, por cortesía lujosa de Auerbach. Y me fío.
Nota: 7,5/10
No sé cuánto ha dejado guiarse King por Auerbach ni cuánto ha dejado Auerbach de libertad al prodigioso chaval, propietario de una voz madura y expresiva que no da pista alguna de su edad. No sé tampoco si ha podido más la nostalgia retro de Auerbach en el enfoque del álbum o si el variado aprendizaje sonoro de un desenvuelto Marcus en una familia de raíces musicales se ha expuesto abiertamente en su nuevo trabajo. Porque soul estiloso, fino country y sudoroso rock de acento blues se cruzan en El Dorado engrasados con vientos amables y coros cálidos; eso, sí lo veo claro, por cortesía lujosa de Auerbach. Y me fío.
Nota: 7,5/10
viernes, enero 17, 2020
LIVE IN 239: NINA Y MORGAN, A CORUÑA 2020
El abrazo que te das con tu banda porque el bolo ha salido genial, porque habéis estado intensos y brillantes, y porque el público se os ha entregado y habéis conseguido que salga contento del teatro, ese abrazo, esos abrazos y besos de unos con otros que sueles reservar para el camerino se los dieron los miembros de Morgan al terminar la función, sobre el escenario, antes de enlazarse frente al patio de butacas e inclinarse en señal de agradecimiento. Éxtasis compartido. Merecido. Morgan son muy buenos. En estudio y en vivo siento que han alcanzado un estado de confort y seguridad al que creo que le vendría bien desatarse un poco (algo de incorrección, en el sentido más ventajoso), y que quizá el grupo persiga ahora que pone fin a su viaje y encara una nueva etapa y nuevos trabajos.
Nina aludió más de una vez a ese viaje de la banda en el concierto de anoche en el Teatro Colón, al explicarse y darse vueltas a sí misma, con la naturalidad incontrolada de quien mucho habla, y deprisa, porque mucho quiere contar. Nos hizo reír, maravillada con nosotros y con lo bien que ellos lo estaban haciendo. Escogieron buenos temas de North y de Air para repasarse, reconocerse, explayerse y emocionarse, junto un par de tranquilas versiones (Neil Young incluido). "Aunque no lo parezca, nos gusta pasarlo bien", nos dijo Nina tras sus piezas más íntimas al dar paso a un tema que invitaba al baile. Como luego, al final, con Another road (gettin' ready) para bailar ella entre sus chicos y fundirse con la música.
Nina aludió más de una vez a ese viaje de la banda en el concierto de anoche en el Teatro Colón, al explicarse y darse vueltas a sí misma, con la naturalidad incontrolada de quien mucho habla, y deprisa, porque mucho quiere contar. Nos hizo reír, maravillada con nosotros y con lo bien que ellos lo estaban haciendo. Escogieron buenos temas de North y de Air para repasarse, reconocerse, explayerse y emocionarse, junto un par de tranquilas versiones (Neil Young incluido). "Aunque no lo parezca, nos gusta pasarlo bien", nos dijo Nina tras sus piezas más íntimas al dar paso a un tema que invitaba al baile. Como luego, al final, con Another road (gettin' ready) para bailar ella entre sus chicos y fundirse con la música.
miércoles, enero 15, 2020
VOLUME TWO 102: THE STAVES
Emily, Jessica y Camilla son hermanas. Las Staveley-Taylor. The Staves; así empezaron a llamarlas hace tiempo y así se las conoce. Son de Watford, al norte de Londres. Cantan de maravilla: tres voces muy bien armonizadas que transmiten una plácida serenidad. Eran unas adolescentes, casi unas niñas, cuando empezaron a cantar en pubs de su localidad, piezas folk con más acento americano que británico, para orientarnos. Y se fueron haciendo más conocidas en su entorno, y a girar... y por ahí andan, un poco en tierra de nadie sin dejar claro si aún les queda recorrido. Hace un par de años las descubrí con su segundo álbum, If I was, que me dejó frío. Después probé con el primero, donde gozaron del más que estimable apoyo en la producción ni más ni menos que de Glyn Johns y de su hijo Ethan. Dead & Born & Grown se titulaba aquel disco, de 2012, que reescucho estos días. Disfruto con estas chicas, me dan quietud y sosiego.
domingo, enero 12, 2020
SOUNDTRACK 245: 1917
Las guerras
en las que no hemos estado necesitan el cine para ser mostradas, y sentidas. La
guerra, la barbarie y el horror contra la humanidad, contra el ser humano. Como
si el barro y el polvo entrasen en la garganta y asfixiasen los pulmones, como
si encima notásemos el peso del fusil y el armamento, como si el miedo nos
aplastase en la butaca, como si un instante de calma (una canción susurrada en
el bosque) fuera el umbral de una muerte de la que no escaparemos. El cine bélico
guarda cumbres donde fondo y forma congelan el alma. Apocalypse Now y Salvar al
soldado Ryan tienen rival en el podio de sus obras maestras, de las cimas extraordinarias
del cine: 1917.
sábado, enero 11, 2020
LIVE IN 238: ALICIA
Tengo mis debilidades. Me puede Alicia Keys. Oírla. Verla. Un estado de ánimo. Here (2016) me pone, tiene golpes fantásticos. Alicia da su nombre al título de su próximo álbum. Será en primavera. Escucho un tema. No es que sea de escándalo, no es que me deje de una pieza (y Ed Sheeran pone firma compartida a la letra, aaaah)... Pero algo tiene Underdog que me gusta. Quizá solo la tiene a ella. Alicia.
jueves, enero 09, 2020
BOOTLEG SERIES 83: IDA MAE
El seguimiento que hago de las carreras de ciertos productores me permite descubrir nuevos proyectos, trabajos en los que los profesionales se implican para dar a conocer autores en busca de sus primeras oportunidades de peso y difusión. Ethan Johns, nombre detrás de las últimas grandes obras de Tom Jones y capital colaborador de Ryan Adams o Laura Marling, patrocina el debut del joven matrimonio que forman Chris Turpin y Stephanie Jean, unidos con el nombre de Ida Mae. El álbum lleva el título de Chasing lights, es de mediados del año pasado, y supone un prometedor despegue para esta pareja británica. Tienen gusto por dar pinceladas de guitarreo nervioso a tenues estampas atmosféricas. La propuesta alterna ajetreo con reposo, y eso es lo que deja el disco siempre a punto de ebullición, como si no se atreviese a quemar, de sonido de roca sin que haga ruido a caer. Atractivo en todo caso.
martes, enero 07, 2020
VOLUME ONE 520: BETWEEN THE COUNTRY (IAN NOE)
Esto se me pasó en 2019, y es de lo mejor. Ian Noe tiene 29 años y dirías que lleva unas décadas cantando y narrando desoladas historias de la árida Norteamérica, rumbos perdidos, redenciones, vacíos. Resuena una madurez en su música y una hondura emocional en su voz que no solo esconden su juventud sino que remiten a consagrados 'storytellers' del folk rock americano. Dave Cobb, atareado productor que ha puesto firma a trabajos de gente como Jason Isbell, The Highwomen, Chris Stapleton, Sturgill Simpson, Shooter Jennings o John Prine, ayuda al joven Noe en este gran debut, Between the country (National Treasure Recordings, 2019), obra a descubrir de un artista al que seguir ya.
Nota: 7,5/10
Nota: 7,5/10
domingo, enero 05, 2020
VOLUME TWO 101: JONI MITCHELL
Ni entonces ni ahora hubo ni hay artistas como Joni Mitchell. Hay una fragilidad de cristal y emocionante en su música, en su forma de cantar y de componer, que se encuentra en muy pocas cantantes. Un ADN extinto bendice a la canadiense. Puedes sentirte arropado en el interior de una cabaña perdida en las montañas cuando Joni habla. Estos días he descansado con el abrigo de algunas de sus canciones, las de sus primeros álbumes, y me he sentido realmente a salvo: Big yellow taxi, Chelsea morning, Help me y sobre todo las geniales y esponjosas Woodstock y River.
Cuanto más envejeces, más aprecias a Joni Mitchell. Incluso en sus osados enfoques a partir de mediados de los setenta, cuando el jazz y el pop, ahogado muchas veces por el frívolo uso de sintetizadores en los ochenta, arruga su música, algo sutil y excitante queda de su delicadeza para componer. Ya no son discos para recogerte en las noches como los de antes, los de Nueva York y Los Angeles, aunque sirven para mirar desde la ventana un paisaje helado.
En un documental que una vez vi, no recuerdo cuál, Joni cantaba en un festival, ella sola con su guitarra, meditaba sobre lo que decían sus letras y el público no iba con ella, no le prestaba atención. Joni se enfadaba, pero sin gritar, guardándose las lágrimas, decepcionada porque el público no llegase a ella o no supiera hacerlo. Una niña indefensa. Sus canciones quedan y protegen.
Cuanto más envejeces, más aprecias a Joni Mitchell. Incluso en sus osados enfoques a partir de mediados de los setenta, cuando el jazz y el pop, ahogado muchas veces por el frívolo uso de sintetizadores en los ochenta, arruga su música, algo sutil y excitante queda de su delicadeza para componer. Ya no son discos para recogerte en las noches como los de antes, los de Nueva York y Los Angeles, aunque sirven para mirar desde la ventana un paisaje helado.
En un documental que una vez vi, no recuerdo cuál, Joni cantaba en un festival, ella sola con su guitarra, meditaba sobre lo que decían sus letras y el público no iba con ella, no le prestaba atención. Joni se enfadaba, pero sin gritar, guardándose las lágrimas, decepcionada porque el público no llegase a ella o no supiera hacerlo. Una niña indefensa. Sus canciones quedan y protegen.
viernes, enero 03, 2020
GREATEST HITS 236: SEVENTEEN (SHARON & NORAH)
De uno de tantos buenos discos que nos dejó el año acabado, esta es su mejor canción. En más de una reseña y en más de un comentario hubo quien encontró ecos de Springsteen en las letras que despereza primero y enciende después Sharon Van Etten en Seventeen; yo sigo sin darme cuenta del parentesco. No importa. Es un gran tema. Con la cadencia distinta, más adormecida pero de sinuosas sugerencias, en esta versión que Sharon comparte con Norah Jones en un plató de televisión. Bienvenido sea el año nuevo.
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