Y gracias.
Me hubiera gustado estar allí. En su despedida. Me habría emocionado. Curioso, porque Joan Baez, que me gusta, nunca me ha emocionado. Pero leo una crónica del último concierto de su carrera, en Madrid, con el que da por terminada su vida en los escenarios, a los que se subió hace 59 años. Y sí, me habría entrado un escalofrío cuando (como leo) empezó agarrando a Dylan para empezar (Don't think twice, it's alright); o cuando rescató a Cohen, Kristofferson y Simon & Garfunkel; o cuando se descalzó; o cuando se marchó "alegre pero triste".
Unos se van y se olvidan. Otros se van y nunca se marchan.
Adiós, Joan.
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