Saber estar, gozar, saber hacer disfrutar. Máxima o no, Quique González la aplicó en su visita a la Capitol de Santiago. Saber estar con una banda de las que funcionan de memoria; gozar con el placer de transmitir sintonía y emoción; saber que el público disfrute. Muy Tom Petty, nos decíamos Dufresne y yo en un tema y en otro; muy Ryan Adams, muy Jayhawks también. Hay fuentes incuestionables, aunque al final de la velada nos dijimos: "muy Quique González". Un honor.
En octubre tendrá disco y volverá a girar, con más intimidad y un proyecto poético-musical que exponer. Mientras, ha vuelto a la carretera para refrescar parte de sus canciones más conocidas y otras piezas, para que su legión demuestre la fuerza emotiva de sus gargantas. De los tres conciertos en que he estado, el de anoche fue el mejor. Tenía que decírtelo y Los conserjes de noche comparten el primer puesto. Auténtico.
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