En un par de días tocan Deacon Blue en mi ciudad. Guau, los Deacon Blue. Yo creía que se habían disuelto. El caso es que estuvieron separados un par de periodos de unos cuantos años, pero aún graban discos con cierta frecuencia y siguen girando. Y aquí están tan cerca, y es posible que me acerque a verlos. Porque si agarro una de sus canciones me trae inocentes recuerdos y días empañados. Me gusta mucho aquel disco del 89, When the world knows your name, el segundo de los de Glasgow. Y esta canción, Real Gone Kid, con su vigor luminoso, me encantaba y me sigue encantando. Y es probable que cuando suene en el concierto y Ricky Ross y Lorraine McIntosh salten y se abrecen yo me vuelva a sentir como un niño.
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