La esfera de quebradiza psicodelia con que Mercury Rev envuelve su música, como si sus canciones pasaran por una máquina de lavado que las recarga de abalorios ruidosos en lugar de depurarlas, nunca me ha convencido, y eso que he gastado esfuerzos en este grupo. Otro esfuerzo más es el que dedico a su última propuesta, atractiva sobre el papel, frustrante de nuevo en la práctica. Porque aunque trece voces femeninas poco o nada próximas a las esencias evasivas de la banda hayan reinterpretado medio siglo después las doce canciones del estupendo segundo álbum de Bobbie Gentry, The Delta Sweete, de 1968, el experimento empaña cualquier brisa del disco original para que prevalezca la espesa capa en que se diluye la música de Mercury Rev. Uno querría que de algún modo cercano Hope Sandoval, Norah Jones, Marissa Nadler, Laetitia Sadier o Lucinda Williams le devolviesen desde el tributo a la fresca voz y figura que fue Bobby Gentry. Pero no, Mercury Rev lleva la revisitación a sus dominios, digno desde luego pero decepcionante.
(Ejemplo de álbum revisitado que escapa de las fronteras de su modelo sin desmarcarse de su poderosa intensidad interior es en cambio la recuperación que David Rawlings, Gillian Welch, Emmylou Harris, Steve Earle o Kris Kristofferson, entre otros, hicieron del Bitter tears (1964) de Johnny Cash en Look again to the wind, de 2015)
Nota: 4/10
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