Estoy atento a lo que lleva su nombre: Dan Auerbach. E Easy Eye Sound merece desde luego un cercano seguimiento. El músico y productor, certero muchas veces dentro y fuera de The Black Keys, errático otras (con la formación The Arcs, a la mesa en aquel mal álbum de Ray Lamontagne, Supernova, creo que se titulaba), comanda el sello discográfico Easy Eye Sound, radicado en Nashville. A su amparo nos está descubriendo y promocionando a un elenco de músicos poco conocidos que en el pasado y en la tradición hallan sus fuentes de inspiración y cierto anhelo de recuperar imágenes vintage. Además da empleo bajo el mismo techo a veteranos músicos de sesión que han dado cuerpo a obras y éxitos de Johnny Cash, Dusty Springfield o Elvis. Quienes ya he tenido el gusto de conocer, aún pocos, me están pareciendo estupendos, lo que me anima a no perder de vista los productos con la estampa de Auerbach.
Robert Finley y Yola, por ejemplo, han grabado con Dan en Easy Eye Sound. Sus discos, Goin' Platinum! (2017) y Walk through fire (2019) respectivamente, nadan en blues grasiento o se tumban relajados sobre olas tranquilas de ese cóctel sugerente en el que se funden sin pelearse el country y el soul. Y son muy buenos trabajos: en el primero se nota la identidad sonora de su productor, en el segundo apenas, como ya pasaba en el propio último álbum de Dan, Waiting on a song, con el que inauguró su propio sello. Shannon Shaw, Sonny Smith, Dee White o Leo Bud Welch son otros autores que ya han pasado por el estudio y a los que acabaré echándole el lazo.
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