domingo, febrero 10, 2019

VERSIONES

En estos días de fiebre y exaltación desbordada parece que revivir una vieja canción de amor o desamor con hechuras y esencias cercanas pero distintas, adaptada a nuevos consumos de concepto e imagen y explotada hasta la extenuación, se vende como un hito. Lo nunca oído. Excepcional. Extraordinario. Es gratis convertir una interpretación en magisterio, cuando escasean los maestros. Ayuda y mucho que el derroche de promoción se arroje sobre quien bucea en el pasado para presentarse como monarca del presente. Otros dignos versioneadores no llegan a los telediarios ni a los debates de entendidos, no sacan del olvido a los autores originales en reportajes bien arreglados para que den el beneplácito 'buenrollista' a quien tributa. Penosa la versión, por cierto. Si unos se rinden a sus pies, otros se agachan para contener fugas del estómago.

Puestos a regresar a cuando no nos crispábamos tanto, Matthew y Flo no fueron tan profundos y sí frívolos, con un impulso ingenuo de nostalgia, para reinterpretar Grease, de la película Grease, que incluyeron en su disco de versiones de 2017 Gentlewoman, Ruby man. No es para tanto, desde luego, pero yo sí digo bravo.

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