"La música es un río y un tren que avanza con cadencias de blues, un tornado feliz que lo arrebata a uno del suelo, y cada golpe de tambor, cada frase del órgano o del saxo actúan sobre el organismo como esas descargas hormonales que provocan la dicha o el deseo, como un trago bien medido de alcohol que enaltece la sensación del presente y las efusiones secretas de la memoria".
Ventanas de Manhattan
(Antonio Muñoz Molina)
El caminante y el viajero, el observador apegado a los detalles y esclavo de las palabras, celebra de éxtasis escritos como aquellos de Antonio Muñoz Molina guardados en su cuaderno y en su mochila, creados sobre papel blanco con rotulador de punta fina y trasladados al libro que reproduce las visiones, sensaciones, dudas, preguntas, extrañezas, asombros y emociones con que se cruza a cada paso. Ventanas de Manhattan contiene paseos por las calles heladas, estancias en el banco de un parque, visitas a museos increíbles e inverosímiles, recuerdos de un recién llegado, ventanas grandes desde las que imaginar vidas y observar el mundo indescifrable de las gentes, conciertos en salas y locales... Como este blog se detiene sobre todo en la música, he aquí una de tantas frases que merecen recordarse de este sensacional libro, plasmada por el autor al asistir a un concierto de jazz en un garito de Harlem.
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