miércoles, mayo 11, 2016

VOLUME ONE 400: A MOON SHAPED POOL (RADIOHEAD)

Procuro huir de los extremos. No pierdo la fe en encontrar algún soplo de aire en la música que me ahoga y asumo que los intocables van a defraudarme en algún momento, como así ha ocurrido. Con Radiohead es fácil dejarse llevar por el extremismo, sobre todo negativo, como se ha encargado de suscitar en las últimas dos décadas gran parte de la prensa musical solo por el hecho de glorificar sus trabajos; también desde que empezaron a ser frecuentes, a consecuencia de ese fervor periodístico y en terrenos de inclinaciones más rockanroleras, las afirmaciones con intención de sentencia de que Radiohead es la banda más sobrevalorada que existe. A mí no me gustan, en general no me gustan, aunque debo decir que sí me agrada el álbum In rainbows (2007), o al menos el recuerdo que tengo. No profundizo más, no soy experto en el grupo tras haber escuchado la mitad de sus discos y de poco vale a estas alturas la opinión de un blog. ¿Los más sobrevalorados? No me atrevo a decirlo. Si Radiohead pasa de nuevo por este blog se debe a que no he podido resistirme a escuchar su último disco por haber estado acompañado de una sorpresiva fórmula de lanzamiento.

A moon shaped pool (2016) es un ejemplo perfecto de música a la que le encaja la etiqueta de 'art rock'. (¿De verdad art rock?, ¿el resto de rock es cualquier otra cosa menos arte?) Entendamos el concepto (abierto a cuantas interpretaciones se quieran) como elaboración sofisticada y trascendente de la creación musical desde el punto de vista estético. Este disco crea atmósferas nubladas y reposadas, una continua sensación de incómodo hormigueo y contiene piezas musicales que demandan paciencia y entregada atención. No me gusta. Y si no me gusta es precisamente por aquello que no me gusta de la mayoría de discos de Radiohead que he escuchado: por el profundo aburrimiento y la sombría sensación de desesperanza que produce su artística música.

Nota: sin nota

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