miércoles, octubre 01, 2014

VOLUME ONE 341: DOWN WHERE THE SPIRIT MEETS THE BONE (LUCINDA WILLIAMS)


Me ha costado arrancar, no sabía como empezar a reseñar un disco tan tan tan bueno. No hay mucho que decir cuando dejarse llevar por la corriente de la música superior, ideal, lo explica todo. Porque hay discos que tienen un pulso único, una vida y un aura auténticos. Lo tiene Down where the spirit meets the bone (Highway 20, 2014), la última entrega de, sí, esta vez de nuevo maravillosa, Lucinda Williams.

Hay álbumes cortos que rondan la media hora a los que le sobra todo; y hay discos largos, que superan la hora y media y hasta los 100 minutos, a los que no les sobra nada. Salvo el primer tema, un lamento desnudo que por fortuna se presenta introductorio y hace temer un tedioso descenso a los infiernos oxidados que acostumbra a describir la cantautora de Louisiana, a Down where… no le sobra nada. Lo que empieza desde Protection, el segundo corte, es impecable. Lucinda gime, cabalga, se retuerce, llora y añora. Con una música vibrante y estremecedora. Y unos juegos de guitarras extraordinarios que hermanan con sutil precisión las cuerdas de Bill Frisell, Doug Pettibone, Tony Joe White y Jonathan Wilson.
Down where… nace en el sello propio de la autora, que produce la obra junto a Tom Overby y Greg Leisz. De ahí se entiende la prodigiosa arquitectura guitarrística del disco. Son todos temas notables, alguno sobresaliente (Burning bridges, Big mess, Everything but the truth, Walk on) y uno de ellos, Foolishness... mayúsculo, imperial.

Nota: 9/10

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