sábado, enero 25, 2014

POR FAVOR MÁTAME


El rock and roll tiene su cupo generoso de retrasados mentales, tipos descerebrados y desbordados por sus excesos que protagonizaron vergonzosos y patéticos episodios de la cultura rock. Unos cuantos desfilan por las páginas de Por favor mátame, una crónica testimonial cuyo subtítulo en castellano, La historia oral del punk, describe cuanto narra. Recopilan y firman Legs McNeil y Gillian McCain; publica Libros Crudos. Músicos vivos o fallecidos, promotores, roadies, groupies, fotógrafos, escritores y personajes varios que fueron actores y testigos de la eclosión y el ocaso del punk rock entre finales de los 60 y comienzos de los 80 repasan en diferentes momentos, sin cortapisas y con extrema crudeza, lo que vivieron en aquella época (conciertos, orgías, chutes, peleas, muerte, éxitos y fracasos…), unos años irrepetibles pero también destructivos.

La lectura de las 500 páginas de este sensacional libro (regalado con cariño y degustado con pasión) traslada a uno a las cloacas de Nueva York, Detroit, Londres y Los Angeles. Las drogas, consumidas en cantidades gigantescas, elevaron a unos hacia efímeros tronos y llevaron a otros a la tumba. Egos desbocados, garitos mugrientos, fulanas calientes, músicos, artistas y seudoartistas de dudosa categoría… Basura.
¿Retrasados mentales? Sí: Johnny Thunders, Sid Vicious y Johnny Rotten, Iggy Pop, Dee Dee Ramone, Dead Boys. Otros actores de poco fiar en aquellas crónicas también salen mal parados en el recuerdo de quienes dejan su testimonio en el libro: Patti Smith, Lester Bangs, Lou Reed, Nico, Wayne Kramer, Richard Hell, Joey Ramone. Y la música… aún perduran algunos discos, algunas canciones, huellas de un tiempo en el que la trasgresión, el enfado, la furia, el arrebato punk, justificaban la rebelión. Cuando sonaba mejor que ahora.

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