viernes, febrero 08, 2013

PUZZLE TIME


En la última semana he recuperado una distracción de los sábados de mi infancia que se ha transformado en un placer auténtico: hacer un puzzle. Mil piezas formando una imagen, una pintura de Eugeny Lushpin, una estampa de una calle de una ciudad que parece San Francisco al anochecer. En los fragmentos de unos pocos días y noches, a veces hasta avanzada la madrugada y siempre a cuatro manos, me he dejado la vista, la espalda, el cuello y la cintura en la tarea paciente y minuciosa de armar un puzzle. La agudeza visual, la atención al detalle y la intuición tienen que combinarse sin prisas. Con unas gotas justas de cada una se revive el placer pequeño pero completo de celebrar cómo encajan las piezas y cobra vida la esquina, el lateral o el centro del cuadro. Listo para enmarcar.

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