He vuelto a escribir. Lo hago todos los días prácticamente, incluso ahora. Pero esta vez he vuelto a recuperar esos impulsos incontrolables de prosa y verso que tenía enterrados desde hace tiempo. Lo estoy haciendo desde hace un par de semanas. Y sé por qué. Porque somos tan estúpidos como soñadores, tan ilusos como irracionales. Al mismo tiempo. Y nos gusta. Esta es una muestra:
Entraron en mis sueños
en escenas diferentes
primero una después otra
las tenía a mi alcance
y las besaba
y no se marcharon
cuando volví a estar despierto.
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